La batalla de unos vecinos que luchan por la dignidad de un barrio
► «Bejarano, concejal del barrio, nos ha defraudado. Es el apagafuegos, el freno a nuestras propuestas»
► «No sólo la biblioteca es de Leganés Norte, sino de todo Leganés. Un referente de todos y el archivo municipal de la ciudad. Todo el municipio tiene que reclamar»
► «Si por politizados entendemos que tenemos criterio para evaluar, lo estamos, pero no partidizados. El gran error de quien anda buscando votos es enfrentarse al movimiento vecinal»
¿Este paseo, que doy yo con vosotros, os gustaría que lo hiciese algún miembro del Gobierno de Leganés? La respuesta es un contundente “sí; estamos totalmente abiertos”. Me contestan Pilar, Gustavo, David, Miguel y Rafa, miembros de la AVV Leganés Norte y, efectivamente, damos una vuelta por sus calles, donde habitan cerca de 14.000 vecinos. Y es que mucho se habla de las carencias de Leganés Norte, pero, en esta oportunidad, pisamos el terreno, les ponemos nombre de cerca y comprobamos el estado de las promesas de un día y que, por ahora, se reducen a una suerte de esqueleto de escombros. Son rostros que luchan por un barrio que también sea de Primera; con su biblioteca, centro cultural, instalaciones deportivas, aceras…
Caminando por estas líneas, trataremos sobre las necesidades y reivindicaciones históricas de Leganés Norte, que, posteriormente, vemos con más detenimiento en el local. “No te quites el abrigo, Adrián”, me previene Gustavo Guzmán, el presidente. Otra falta más, no hay calefacción, agua o servicios en el pequeño espacio de reunión que tiene la asociación. “Aquí estamos de prestado. Siempre recordaremos a Llorente que dijo que si él era alcalde, ese local sería nuestro y negociaría con la Comunidad de Madrid. No lo queremos para una oficina, sino como encuentro vecinal ante la carencia de espacios. Luego nos puso pegas, que lo tendríamos que compartir con otras asociaciones”, me cuentan, al tiempo que sentencian el abandono que sienten por el Ejecutivo, “en su momento, Bejarano se ofreció a hacer lo que tú como periodista estás haciendo, venir, hablar con nosotros y ver qué problemas hay. Nada. Igual, hace casi un año, con él, Micó y Ayllón se comprometieron a hacer una visita a la biblioteca. Nada. Les pedimos cita oficial al alcalde y a Javier Márquez. Nada. Cómo estará que no quieren que se vea”.
Estos rostros no creen, sino que tienen la certeza de ser uno de los barrios más olvidados. Hace 20 años, Leganés Norte era vendido como modélico, moderno, con espacios para la práctica deportiva, con luces, con fuentes… Dos décadas después, una biblioteca esqueletizada, piedras amontonadas donde podría haber un centro cívico, tierra en lugar de polideportivo… “Y eso que Montoya nos dijo que con él sería la legislatura de Leganés Norte. La biblioteca está abandonada. Parece que se ha traficado con droga, que ha dormido gente dentro y presionamos al Ayuntamiento para tapiar porque estaba muy peligroso. Se proyectó un colegio que se tendría que haber hecho hace 20 años y no 10. Yo debería haber estudiado allí”, lamenta David. Quien quiera biblioteca tiene que marchar al Rigoberta Menchú. Una obra en la que se invirtió mucho dinero público, estuvo muchos años sin seguridad, se extraviaron paneles solares, cables… “Yo digo desvalijada y lo asumo. Se habla de pérdidas de un millón de euros”, me apunta Gustavo, mientras todos me expresan que no saben el motivo real de la paralización. La empresa quebró, pero no se enteraron por cauces oficiales. Pidieron al alcalde un informe y que presentara disculpas al barrio.
Sin embargo, Pilar, molesta y con razón, aclara que “nada de explicaciones. Estamos olvidados. Del centro cívico se habla ahora por lo de Arroyo Culebro. Y eso que dicen de polideportivo… Si pertenece al colegio y es el gimnasio, lo usamos de parche… Luego dicen que nos quejamos de vicio”. Lo han intentado. Redactaron una moción vecinal con un diagnóstico de su realidad y exigían soluciones. Otra más en octubre en la que demandaban el cumplimiento de los compromisos adquiridos en la primera, aprobados por unanimidad, “se creen que nos dan un caramelo y que así nos frenan”, coinciden mis entrevistados. Ante esto, les pregunto; ¿no pensáis que la gestión del conflicto con vosotros es errónea, en lugar de acercarse, más separación? “Es falta de inteligencia totalmente. Bejarano, concejal del barrio, nos ha defraudado. Es el apagafuegos como dice Miguel, el freno a nuestras propuestas. Tiene cara amable, pero…”, contesta Pilar y continúa Gustavo, “Bejarano cumple la misión de contentar. El dinero es público, no de ellos, y no duele. Nos tememos que unas semanas antes de las elecciones saldrá que la biblioteca se terminará” y apuntala Rafa que “jugarán con ella como un elemento más a su favor en la campaña”. Soy directo y les digo si creen que este barrio es tan ingenuo como para llenar urnas con papeletas de quienes hagan promesas de aire. “Parece que toman a la gente por tonta, sí”, se apresura Rafa y David explica que “no sólo la biblioteca es de Leganés Norte, sino de todo Leganés. Un referente de todos y el archivo municipal de Leganés. Todo el municipio tiene que reclamar”. Gustavo pone otro ejemplo, “nos dijo Márquez que por dentro no se podía ver porque estaba en manos de la policía nacional. Otra razón que ofende. Otra de tomarte por tonto. Eso está en manos del Ayuntamiento y puede abrir cuando le dé la gana”.
Las piedras de un centro cívico y algunos conflictos sociales
Charlamos ahora sobre esas piedras amontonadas, evocación de lo que pretendió ser el centro cívico. ¿Si queréis reservar una sala para realizar alguna actividad, qué hacéis? “Pues en las aceras, que son muy anchas, las mejores de Europa, copiadas de Holanda, con la mejor estadística de lesiones. Hormigón puro y duro… Una asamblea, en el colegio y si es domingo, pues que haya un conserje”, ironiza Pilar y acto seguido manifiesta Miguel que “vuelven a no ser inteligentes. Con ese local, donde se hubiesen hecho actividades culturales, dinamizas con jóvenes y mayores y vas dando salida a los problemas, una vía de escape, pero hay cerrazón”. El devenir de nuestra conversación hace que Gustavo lo hile con la problemática social, “demandamos programas sociales, no los hay para este barrio y puede reventar en cualquier momento. Ya hay conflictos internos en algunos edificios y reventaron el banco, hubo un tiroteo, carreras de coches denunciadas, sabemos que hay algo más que menudeo. Difícil probarlo, pero ves cosas y hay que poner atención. No es El Bronx, pero cuidado. ¿Qué planes de integración hay para Leganés Norte? Tratamos de evitar que vaya a más e incidimos en el trabajo social y en la falta de lugares culturales, eso garantiza un ambiente distinto”. Me explican que hubo un realojo con manifestaciones porque “no era de carácter integrador, sino chabolismo vertical”. “Tenemos las misas evangélicas de la Plaza del Laberinto a las dos de la mañana… Si nosotros ocupamos un espacio público tenemos que pedir permiso y no lo hacemos a esas horas de la madrugada”, compara Pilar, quien me vuelve a contestar cuando le pregunto si ellos, los vecinos y vecinas de este barrio, pagan impuestos, “sí, sí y debería repercutirnos. Para el centro cultural nos dijeron que había un millón, pero que se lo podían llevar a otro lugar porque es para Leganés y con eso, creemos, harán el centro de mayores en El Carrascal. Dadnos algo, que no tenemos nada”.
Hace justo un año, los conocí al ir a hablar con ellos sobre los terrenos para deporte y el CD Leganés. Hoy tratamos de todos los problemas, sin embargo también aparece éste. “El consorcio de Leganés Norte pagó el campo de Butarque y nos dicen antisolidarios”, recuerda Miguel y añade Rafa que “estaba claro que las instalaciones deportivas eran para el equipo de Primera. A no ser que tu hijo jugase ahí, no lo ibas a disfrutar”.
Me explican que a este mismo local vinieron dos personas que representaban a un grupo de capital chino, que pretendían invertir sobre los 10 millones de euros y montar una suerte de escuela-residencia con 60 habitaciones. “¿Por qué venían a hablar con nosotros? Venían a obtener nuestra valoración positiva y quitar escollos… Si la asociación no nos monta jaleo, adelante… No volvieron”, recuerdan. “Es que nuestra postura es defender el terreno público para la gente. No vamos en contra del club. Es una cuestión de derechos. El terreno público no es para empresas privadas”, zanja David y lanza una pista Miguel, “hay que unir las cosas; el déficit de instalaciones públicas municipales se liga al crecimiento del propio club. Es brutal la manera en que absorbe a clubes de barrio con su falta de financiación. El Leganés los ha chupado y eso va en el tema financiero anual. Es todo negocio. Todos somos del Lega, pero hay que tener un poco de cabeza.”
Insultos de cargos públicos y mantras políticos a vecinos
Parece que, últimamente en Leganés, ser reivindicativos se salda, cuando menos, con improperios. El pasado año la AVV Leganés Norte tuvo que soportar insultos en redes sociales de un cargo de confianza de Llorente y que cobra de lo público, Miguel García Rey. “A Pilar la trató mal y le gritó. A mí me dijo que quería que me regalaran una vivienda y que vivo de lo público; me dice él a mí. Y me llamó gilipollas”, recuerda Gustavo.
Y es que todo esto se hila con el mantra que dedican a la asociación sobre sus presuntos gustos políticos. Me parece una cuestión interesante y les pregunto claramente si está politizada. “Si por politizado entendemos que tenemos criterio para evaluar, que analizamos las cosas, lo estamos. De hecho, presentar una moción vecinal en el pleno de un ayuntamiento es fijar una postura política. Estamos politizados, es la verdad, ¿hablamos, de religión o del malgasto del dinero público? Es política… Ahora bien, nos quieren decir que estamos partidizados. Pues, rotundamente no. Entre nosotros, nos hemos prohibido hacer campaña y tener material de cualquier partido político. Es la disculpa maquiavélica para decir es que ustedes son anticapitalsitas o de Podemos, pero también porque lo ha dicho alguien de otra asociación que hace la pelota al Ayuntamiento y que interesa que nosotros no contemos. Algunos tenemos bastantes años encima y hemos vivido cosas… Si nosotros hacemos algo, los partidos se pueden hacer eco porque les interese, pero no está en nuestras manos evitar eso. No somos un grupo de oposición, sino gente trabajándoles gratis, haciendo de muro de contención de problemas. No estamos buscando votos y el gran error de quien anda buscándolos es enfrentarse al movimiento vecinal. Tenemos derecho a pensar ideológicamente como queremos y no tendríamos que dar explicaciones. Nosotros no vamos a las asociaciones preguntando de quiénes son”, explica Gustavo y mientras, Rafa y David opinan que “si fuéramos del PSOE, ¿estaríamos bien recibidos? Porque eso también es una posición política, ¿o sólo está prohibido pensar de una manera distinta? Dentro de nosotros tenemos nuestras diferencias, es una Junta plural. Quizás el PSOE de Leganés sea el partido más intrusivo dentro del movimiento vecinal; tiene concejales que han sido presidentes de asociaciones de vecinos y ha presentado como candidatos a la Federación Local de AAVV a gente que ahora está trabajando para el ayuntamiento. Un centro cívico no es de izquierdas ni de derechas” y sentencia Pilar este asunto clarificando que “aquí hacemos barrio y punto”. Es evidente que su lucha trasciende de ideologías.
“Queremos hablar, no estamos en contra de nadie”
Hay otro punto interesante como la residencia que tenemos delante del local y que vemos a través de los cristales. “Se vendió a un “fondo de inversión” y es una concesión administrativa. Un terreno público donde alguien paga un canon anual de 90.000 euros y durante 80 años hace negocio”, describe Gustavo y completa Pilar, “y ese dinero del alquiler no tiene por qué revertir en Leganés Norte, sino en Leganés entero. Somos muy solidarios… Que para qué queremos un polideportivo si ya tenemos uno… Sí vamos tener, sí… Y eso lo retuitean partidos de izquierdas. Y lo del local es la excusa política, no buscamos puesto en ningún sitio y no hay concesiones. Aquí contamos con gente joven, a ver qué otras la tiene, ¿envidia? Al menos, nos respetan”.
Nos acercamos a las conclusiones. ¿Qué pensáis? Según os escucho se ve el horizonte un tanto negro… “¡Y sin luces! Aquí no hay posibilidad de que nos desvíen ninguna actividad. Te recuerda a un barrio de Bosnia la primera vez que vienes, todo cemento…”, piensa Miguel, mientras que sus compañeros no olvidan a la gente mayor que “se pasa el día en los bancos por no tener otro sitio o la gente joven sin lugar para reunirse, quitaríamos carne de cañón, pero les da lo mismo. Los de 15 años se van del barrio los fines de semana. Vamos a seguir haciendo nuestras actividades culturales como lo de Navidad, torneos, el Día del Libro, proyecciones de películas con carpa…”
Seguirán en la batalla por un barrio digno, de eso no hay duda, aunque sea sin apoyos de los que ocupan hoy el poder, “Bejarano no ha vuelto. Hombre, ahora tiene mucho que hacer, está en campaña y buscando hueco…”, reseña Miguel.
¿Cuál es el futuro, al menos, del local? Incierto. Lo adecentaron este verano y hay dos personas de los que prestan que están sujetando, si bien reconocen que “algún día nos tendremos que ir. Si esto cierra, ya veremos dónde”.
Son muchos temas los que ocupan y preocupan a esta asociación y, por tanto, al barrio. Aún hay más como lo que me explican de esa gran autoescuela “que es todo el barrio. Andan grandes camiones, autobuses y se practica en los párquines de RENFE y oficialmente con varillas. Nos dijeron que había un convenio, pero no nos lo han enseñado” o el acceso a RENFE para las personas con discapacidad, saben que no es competencia local, pero verían con buenos ojos cierta presión del Gobierno municipal.
Ojalá recupere Leganés Norte el ambicioso proyecto que pretendía ser hace dos décadas y no se reduzca a ceniza de discurso marchito. Y es que los 14.000 habitantes no merecen ver esqueletos en sus calles mientras pasan los años. “Hasta mi pueblo de 1.300 personas tiene polideportivo, biblioteca, un centro médico”, evidencia David.
Por último, Gustavo lanza un mensaje con el fin de que sea escuchado por los representantes que ellos también pagan, “hacemos un llamamiento al gobierno para hablar. No estamos en guerra contra nadie. Reivindicamos un barrio sano, limpio, agradable, sin conflictos y todos eso redunda en beneficio de quien gobierna”