Hoy, el calendario vuelve a señalar otra fecha destacada. Es 14 de abril, día de la República. La tricolor vuelve a lucir en balcones y redes sociales. Las añoranzas y ganas de cambio de sistema vuelven a florecer hoy más que cualquier otro día, como es lógico.
Se puede debatir perfectamente si la república, después de 85 años de que se proclamase la II, es (o no) la mejor forma de Estado. Lo que sí que es cierto es que pocas defensas, por no decir ninguna, le quedan a la actual, es decir, a la monarquía.
Resulta ya insostenible y vergonzante el goteo incesante que acapara a la Casa Real. Ciertamente, una institución obsoleta y que debió pasar a mejor vida hace mucho pero, que aún se sostiene en pie. Es un debate denso y extenso, sin duda.
No se sostiene, en nuestra era, toda la suerte y clase de privilegios que tiene la familia real simplemente por serlo. Es inaceptable que mientras muchos ciudadanos viven en la agonía del día les paguemos toda clase de lujos y parabienes. Es sonrojante que mientras más de 200.000 niños y niñas comen de la solidaridad, una niña de nueve años, Leonor, cobre de todos nosotros la nada despreciable cantidad de 102.464 euros. Silencio. Cae por su propio peso. Leonor nunca experimentará tener un trabajo precario o ser desahuciada.
Es obscena la impunidad en la que creen vivir. Me refiero a la relación de los actuales reyes con López Madrid. Esos apoyos de Letizia, a través de mensajería instantánea, a su Compi Yogi sólo evidencian que se ven en la total impunidad. Dieron apoyo a López Madrid, a día de hoy investigado por el escándalo de las tarjetas blacks, en cuanto saltó la noticia. Se permitió el lujo de criticar publicaciones siendo ella periodista.
Tenemos a Pilar de Borbón como otra panameña más, de quien la Casa Real no ha querido dar ni una sola explicación. O a su hermano, ya jubilado, que se iba a matar elefantes sin moral ninguna. Todo esto, mientras en su reino, el resto de los mortales hacen malabares para seguir, día a día, pelando.
Podríamos destacar igualmente las fechorías de Iñaki y Cristina. Cristina quien se permitió mentir en el juicio (su firma sí acreditaba que asistía a las juntas de Aizoon) y quien además sólo respondió a las preguntas ensayadas con su letrado. Ya es un paso haberla visto en el banquillo. Pero, insuficiente.
Es más que justificado el hastío hacia esta institución. El debate de poder elegir la forma de Estado debe cobrar fuerza. No en vano, a día de hoy, sólo lo defiende Unidad Popular. Veremos qué pasa, aunque no hay visos reales de cambio. Esto no quiere decir que la república sea la solución pero, el plan no es la monarquía.
La gente trabaja y lucha para vivir y disfrutar cada uno con los suyos. No se dejan la piel para sustentar a los de la sangre azul. Sangre azul pero ellos, como todos, tienen el corazón rojo y a la izquierda.