CILUSIONADOS

Nadie es responsable, salvo el taxista

Hace unos días se condenó a un taxista por no haber socorrido en una persona que había tenido un accidente. Perfecto. Ya era hora de que comportamientos de este tipo, penados en Europa, lo estuvieran también en España. Pero me pregunto ¿de las muchas personas que mueren en el Mediterráneo en su intento por llegar a Europa no hay acaso ningún responsable? O ¿los responsables son esas personas que van huyendo de la guerra, de la esclavitud y de la miseria? ¿Se les ha prestado ayuda o hemos salido huyendo? Para acallar nuestra conciencia decimos, “pero muchos de ellos son emigrantes económicos”, como si emigrar por razones económicas fuera un delito.

La UE acaba de reconocer que se han hecho mal las cosas en el tema de los emigrantes y refugiados y que está dispuesta a intervenir directamente, sin dejarlo todo en manos de los Estados miembros. Pero ¿ha reconocido alguna responsabilidad? ¿De todos los que han muerto en el Mediterráneo -el Cementerio de Europa- nadie es responsable? ¿Ningún político europeo es responsable? No quiero hablar de la responsabilidad de los que han provocado o alimentado la guerra en Siria, Iraq o Afganistán, ni tampoco de los que están provocando la miseria en África. Sólo me estoy refiriendo a la responsabilidad por haber negado la ayuda a personas que se estaban ahogando.

En política nadie asume la responsabilidad, a ningún político se le piden cuentas del paro que han creado, o de las listas de espera o de la mala educación, ni siquiera de muchas muertes ocurridas porque las atenciones y las intervenciones médicas han llegado demasiado tarde. Lógicamente, no todos tenemos la misma responsabilidad en la mala gestión de nuestros políticos, pero incluso el ciudadano de a pié tiene también su responsabilidad por haber votado a unos políticos corruptos o ineptos. Pero lo más curioso es que los partidos políticos quieren desligarse de la culpabilidad de sus políticos, como si no fueran ellos los que han elegido y colocado –casi siempre a dedo- a esos políticos corruptos e ineptos.

Ningún partido político asume su responsabilidad. Tampoco los nuevos partidos, que se presentan como renovadores, la asumen. Un ejemplo muy concreto: los cargos públicos echados de los partidos por haber sido condenados o por estar siendo investigados. Normalmente, lo que hacen todos los partidos en este caso es exigir que devuelvan al partido el acta de diputados o de concejales, como si el ciudadano no pintara nada y no se les debiera una indemnización a los electores. Los partidos se habrán equivocado, pero al ciudadano le han engañado, sin que éste pueda exigir compensación alguna.

¿No se impone acaso la figura del auditor de la excelencia de los cargos públicos y de la calidad ética y democrática de los políticos? Mientras en la práctica los partidos políticos tengan el monopolio para podernos decir a qué políticos podemos elegir, los ciudadanos no podemos renunciar a nuestro derecho a exigir unas condiciones mínimas de las personas que nos presentan los partidos políticos y a rechazar de sus listas a las personas que consideremos incompetentes. No se trata de imponer a los partidos políticos los candidatos que deben poner en sus listas –aunque en realidad sí deberíamos poder hacerlo, pues son nuestros apoderados o representantes -, pero ya que son ellos los que nos los imponen los candidatos, que al menos nosotros podamos exigir un mínimo de calidad, de forma que no tenga acceso a un cargo público una persona que no alcance este mínimo. CILUS, como partido político, está preparando un curso de formación de auditores de calidad ética y democrática. Creemos que es mejor servicio que podemos prestar a la democracia. Si para llevar un coche se exige una preparación mínima, ¿cómo podemos permitir que cualquier persona pueda “conducir “ sin carné a un Estado de 45 millones de habitantes o a una gran ciudad? Debe acabar la impunidad de los partidos políticos, que nos obligan a elegir entre políticos malos y peores. Ha llegado la hora de la formación de personas que sean responsables del control ético y democrático de los políticos. He llegado la hora de exigir a todos los políticos un carné ético.


 

 

Félix de la Fuente Pascual, Presidente de CILUS, Ciudadanos Libres Unidos

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