Nadie lo sabe. La Empresa Municipal del Suelo y la Vivienda, promotora de las 147 viviendas en el Barrio de El Rosón (Kelvinator) no da ninguna información sobre el nuevo incumplimiento de las previsiones. Las dos parcelas sobre las que se ha realizado sendos proyectos, para 60 y 87 VPPL, provienen del 10 % del aprovechamiento que cedió la Junta de Compensación al Ayuntamiento y que estaba valorado en 28 millones de euros. Las primeras adjudicaciones se realizaron en marzo del año 2015. A partir de ahí, los nuevos gerentes del gobierno del PSOE-IUCM iniciaron un trayecto plagado de fallos y de retrasos injustificados.
Nadie entiende lo que pasa. A pesar de estar vendidas la mayoría de las viviendas, la promoción sigue en punto muerto, sin solución de continuidad.
La EMSV y el edil de Vivienda y Sostenibilidad han demostrado su incapacidad como gestores a lo largo de estos tres años. En febrero de 2017, hace un año, licitaron las obras por un importe total de 14,7 millones de euros; y al mes siguiente, en marzo, el gobierno de Sara Hernández tuvo que dar marcha atrás en el concurso de obras tras la denuncia de irregularidades, que la propia decisión de anular la licitación refrendaba. Había que empezar de nuevo, pero el verano interrumpió de nuevo la ‘intensa’ y nunca bien pagada labor en favor de los vecinos. El gerente y el resto de responsables de la EMSV se fueron de vacaciones.
El enfado y la decepción de los compradores por los retrasos les llevó a declarar la posibilidad de renunciar a las viviendas y exigir las cantidades aportadas (era mentira, claro; pero algo tenían que hacer para que alguien moviera el culo). El gobierno Local reaccionó al mes y pico, en octubre, anunciando la adjudicación de las obras a la empresa BECSA. Sin embargo, dos meses después, a mediados de diciembre se conoció que la constructora elegida había renunciado a firmar el contrato. Vaya chasco. Inaudito. La EMSV no dio ninguna explicación del contratiempo con la constructora. Y pasó a ‘negociar’ con la siguiente.
A mediados de enero, la EMSV anunciaba que la empresa elegida, la ‘penúltima’ que se dice coloquialmente, era la UTE formada por las constructoras Oproler y Oca. «Tras movilizarnos y denunciar la situación en varias ocasiones, —aseguran los adjudicatarios en change.org— vimos algo de esperanza cuando se anunció por fin la firma de los préstamos hipotecarios de la promoción». Sin embargo el plazo para la firma de acta de replanteo con Oproler-Oca venció el pasado miércoles 21 de febrero sin que los responsables de la EMSV hayan dado ninguna explicación a los compradores del nuevo ‘. Quizás al Banco no le gusten [financieramente] esas empresas; por pensar algo, vaya.
Tres años después, los comparadores han denunciado su penurias, sus proyectos fallidos de vida,3 y amenazan con los juzgados. «Nos sentimos engañados», afirman tras poner en marcha la campaña ‘Queremos nuestras viviendas’ en el portal www.change.org a la que se han sumado más de 320 personas.
Los futuros propietarios aseguran que habían previsto entrar a vivir en este 2018. Sin embargo la gestión de la EMSV y del gobierno local de Sara Hernández no permitirá su finalización, al menos, hasta los primeros meses del año 2020. Y eso, con suerte, que Oproler y Oca no haya echado a correr como Becsa. Tanto el PP, C’s y Ahora Getafe se han venido haciendo eco de las quejas de los compradores.
Lo único cierto, es que desde los primeros meses del año 2017, la EMSV ha sufrido, además de los reveses dichos, su propia incompetencia. El trajín, los ‘coitos interruptus’, y las negociaciones fallidas con las constructoras, han desembocado en otro ‘gatillazo’. Si fuera otra época, —la de las vacas gordas y la burbuja—, y otro lugar, —como la Catalunya de los Pujol—, diríamos que el problema es del 3 por ciento, o del cuatro, incluso.
La portavoz de Cs, Mónica Cobo, se ha dirigido a la Concejalía de Urbanismo y a la EMSV para «conocer los motivos del incumplimiento y esperando que no se trate de un nuevo ejemplo de la ineficacia y falta de planificación de este Gobierno». Ignoramos si les han contestado. La portavoz de C’s ha añadido que «lo que provoca esta situación, además del malestar y falta de confianza de los vecinos, es que nos replanteemos la eficacia de gestión realizada en la EMSV, valoración que también debería realizar el Gobierno Municipal». Clara y contundente.
Además, los adjudicatarios han tenido que soportar los cambios en el proyecto inicial, lo cual ha provocado en los últimos meses numerosas bajas. El PP lo denunció a finales del año pasado al asegurar que «la socialista Sara Hernández engaña a los propietarios de la nueva promoción de pisos de El Rosón debido a que la Empresa Municipal del Suelo y la Vivienda (EMSV), encargada de su ejecución, ha modificado de forma unilateral las condiciones de compra». Y sigue haciéndolo con, sin prestar atención a los plazos, tan importantes y contractuales en la Ley de Ordenación de la Edificación. Si la EMSV fuera una empresa privada ya estaría quebrada y denunciada por los compradores. Y sus enchufados, deambulando por la calle Madrid a la espera de otro puestecito en el pesebre político. ¡Pena de impuestos!