El poeta y narrador Ezequías Blanco presentó el pasado25 de febrero en el teatro Federico García Lorca de Getafe su último libro, la novela histriónica ‘Nuevas nuevas sobre Colón’. Editada en la colección de narrativa del sello Isla de Delos, de Luceat Ediciones, recrea una historia fabulosa sobre el célebre navegante y su descubrimiento del Nuevo Mundo. En ella el lector encontrará un derroche de fantasía e ingenio hilarantes, literatura en estado puro. Crónica ha conversado con él para que nos hable de su obra.
“Estoy convencido de que los lectores
se divertirán y amarán a este Colón”
Pregunta.- En su labor creativa usted compagina poesía y prosa, dominando de forma natural ambos registros, con estilos perfectamente diferenciados, ya se trate de un poema, un relato o una novela. No se puede decir que sea un escritor de un solo género…
Respuesta.- Siempre ha habido autores a lo largo de la Historia que han compaginado diferentes géneros o registros. Recordemos algunos ejemplos como el de Quevedo, el de Cervantes, el de Bécquer… O más cerca en el tiempo recordemos a Unamuno quien, además de prosa y poesía, también cultivó el ensayo, o a García Lorca, etc., etc… Muchos novelistas empezaron o terminaron escribiendo poesía… Es algo natural. La herramienta es la misma: la lengua. Cuando se cultiva más de un género, se da la oportunidad a los españoles de usar ese «pero» que siempre tienen (o tenemos) en la boca. Es un buen novelista, pero un mal poeta o es un buen poeta, pero un mal novelista… No se admite que alguien pueda hacer bien dos cosas… En mi caso particular, me encuentro a gusto tanto escribiendo poesía como cultivando la prosa y voy a una cuando me canso de la otra o cuando cada una tira de mí hacia ella por muy diferentes causas y con toda naturalidad. No me supone ningún esfuerzo el cambio de registro. No hay con- flicto.
P.- Su vocación arrancó con la poesía, al menos eso es lo que puede intuir un lector que se haya entretenido en hacer un seguimiento cronológico de sus títulos editados. ¿Se diría que el relato corto y la novela llegaron después como una manera de complementar su oficio de escritor, de dar salida a todo aquello que el poema, por su condición, no hace?
R.- Pues, no. En mi primera etapa universitaria empecé escribiendo sketches de teatro para representarlos en una Revista hablada de nombre Leganitos Press que se materializaba en la Residencia donde vivía entonces con otra veintena de compañeros y colegas en Salamanca. Entonces me atraían más el teatro y el monólogo. De hecho, al acabar la carrera de Filología Románica, me vine a Madrid con la intención de cursar los estudios de Arte dramático, aunque, antes de venir a Madrid, conocí a dos personas que me afianzaron la pasión por la poesía (siempre la tuve, igual que por la prosa, gracias a los estudios), dos excelentes poetas ya fallecidos: el segoviano Luis J. Moreno y el salmantino Aníbal Núñez… Y, a través de ellos, a otros poetas que me fascinaron como Jaime Gil de Biedma o Carlos Sahagún… A partir de ahí, poco a poco, la pasión por la poesía fue creciendo de manera casi obsesiva a la vez que me olvidaba, poco a poco también, del teatro. El relato escrito todavía no había hecho mella en mí o todavía no lo había cultivado, pero me encantaba escuchar historias de la boca de mis padres, de mis abuelos o de quien fuere. Y a mí me gustaba fantasear también contando historias. Así que no sabría decirte qué fue antes. ¿Qué fue antes el huevo o la gallina?
P.- ‘Limitación del vuelo’ fue su primer libro publicado, allá por 1979, y desde entonces hasta hoy le han seguido nueve poemarios más, tres libros de relatos y tres novelas, a lo que hay que sumar dos ediciones críticas. Si a eso le añadimos su labor en la docencia como catedrático de Lengua y Literatura española y haber dirigido durante 30 años la prestigiosa revista Cuadernos del matemático, ¿podemos decir que la suya es una vocación ‘literaria’ en estado puro?
R.- No sé si en estado puro o impuro. El hecho es que, ahora que me lo resumes, es evidente que mi vida ha girado en torno a la literatura. Un crítico dijo de mí, no hace mucho, «Ezequías vive en un país llamado literatura». Y visto así, eso parece. Poesía, relato, novela, 30 años dirigiendo la revista Cuadernos del matemático, edición crítica, docencia de Lengua y Literatura… No obstante, juro que ha habido tiempo para otras pasiones, aunque, como decía el otro, el poeta esté barriendo siempre para la suya.
P.- ‘Nuevas nuevas sobre Colón’ es su último libro publicado, nada menos que una novela histriónica, que acaba de ver la luz y estamos a la espera de su presentación en público el 25 de febrero en el teatro Federico García Lorca de Getafe. ¿Cómo surge este proyecto narrativo, tan diferente a su anterior libro, el poemario ‘Tierra de luz blanda’?
R.- Una novela histórica histriónica. ¡Qué paradoja! Como he dicho antes, cuando me canso de la poesía, voy a la prosa y viceversa. Tierra de luz blanda es un poemario que me dejó exhausto para la poesía y entonces, como por arte de magia y como se cuenta en el prólogo de Nuevas nuevas sobre Colón, cayó en mis manos un manuscrito que, sinceramente no sé de dónde salió, firmado por un tal Santiago Valle, que me sedujo de tal forma que me puse a reconducirlo, pastorearlo, ilustrarlo y afeitarlo con el mayor de los respetos hasta dejarlo en esa novela que acaba de ver la luz en la editorial Isla de Delos. Así que el Cide Hamete Benengeli de Cervantes a lo mejor existió o Colón a lo mejor era catalán o Don Miguel, el Manco, a lo mejor nació en Sanabria… La literatura es la verdad de las mentiras como escribió Valle-Inclán.
P.- La buena herramienta del lenguaje afilada con las tradiciones literarias hacen que una obra consiga su propósito. ¿Está satisfecho con el resultado?
R.- Muy satisfecho. Estoy convencido de que la mayoría de los posibles lectores se divertirán y amarán a este Colón como me ha ocurrido a mí y a quienes ya han leído la novela. Y, por supuesto, como bien dices, eso solo se puede conseguir a través de la herramienta del lenguaje afilado en las mejores tradiciones literarias. Sí, señor.
P.- En la novela se nos presenta a un Cristóbal Colón muy diferente al que todos imaginamos como la figura histórica que dicen que fue, en un ejercicio donde derrocha fantasía e ingenio cargado de humor absurdo, una magnífica caricatura del célebre marino. Está claro que la ficción literaria da licencia al escritor para recrearse con personajes de esta enjundia desde un punto de vista más desenfadado. Pero ¿no le preocupa que algún ‘lector muy serio’ capte mal el concepto, piense que el relato es una parodia que se sale del ámbito puramente literario?
R.- Puede haber de todo. De hecho hay de todo en la viña del Señor. Por lo tanto, hasta puede haber quien se ofenda, pero será problema suyo porque no hay ninguna intención de reírse de Cristóbal Colón sino con Cristóbal Colón. A mí no me gusta la gente que se ríe de los demás en la vida, pero me encanta la que se ríe con los demás. Lo que me planteas es como si planteases que pueda haber alguien que se ofenda porque Cervantes hiciera en Don Quijote una caricatura de los caballeros andantes y se ofendiese por ello. En Nuevas nuevas sobre Colón, las «nuevas» podrían ser sobre cualquiera de nosotros porque por debajo de la risa fácil hay un ejercicio de compasión por el ser humano y sus quimeras y sus limitaciones que, desde el punto de vista literario e incluso humano, es lo que a mí me interesa realmente porque los personajes son nuestro reflejo. Los personajes en una novela en realidad somos nosotros… Somos todos.
P.- La risa como terapia de salud. Aquí el lector no para de reír, de divertirse. Pero, a medida que avanza en la lectura, también le hace meditar. Hay mucho contenido, mucha literatura, a lo largo de las páginas de este relato que, en un principio, puede parecer simple divertimento: juegos con el lenguaje, saltos temporales, un gran derroche de imaginación…, nos demuestran un trabajo muy elaborado en el que, por supuesto, el humor inteligente es uno de sus pilares. Esto es lo que necesita el lector del siglo XXI, ¿no?, al menos el lector de novelas histriónicas.
R.- Lo que me acabas de razonar es lo que yo he esbozado en la respuesta anterior. Tú lo has clavado. Lo has explicado en el planteamiento y en la pregunta mucho mejor que yo. La risa como terapia para la salud. Pero por debajo, mucho contenido y mucha literatura envueltos en grandes dosis de humor (agradezco el piropo de «inteligente»). Eso es, efectivamente, lo que yo pienso que necesita el lector de novelas histriónicas no solo del siglo XXI sino de todos los siglos.
P.- El libro viene ilustrado. Háblenos de estos ‘huevos’ de Colón.
R.- El sentido de las ilustraciones y de los huevos o de los huevos ilustrados, que van salpicados a lo largo de la novela y que la rematan, se explica en el Col(of)ón de la misma. No haremos spoiler. Simplemente diremos que en 1892 un banco de Madrid llamado Cerrolaza y Compañía hizo un regalo a sus clientes con ese abanico de huevos donde aparecen escenas relacionadas con el Descubrimiento que también cayeron por azar en mis manos y que quieren homenajear en primer lugar a la solemnidad del personaje y, en segundo, a los cómics, las novelas de hazañas bélicas o del Oeste, fotonovelas, etc., que complementaban el contenido de sus páginas en prosa incluyendo de vez en cuando dibujos o ilustraciones con bocadillos de texto que en este caso son versos. Resumiendo, se trata de un guiño a lo señalado desde la posmodernidad.
CATEDRATICO DE LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLA EN EL INSTITUTO PUIG ADAM, DE GETAFE
P.- En otro orden de cosas, usted dirigió durante 30 años, compaginándolo con sus tareas docentes en el instituto Puig Adam de Getafe, uno de los proyectos literarios más atractivos de las letras de nuestro país, la revista de creación Cuadernos del matemático, por la que han pasado miles de autores, conviviendo en armonía los de reconocido prestigio con otros más desconocidos o aquellos que comenzaban su andadura. ¿Qué ha supuesto en su vida que esta publicación se haya convertido en un referente?
R.- El hecho de que se considere un referente en el panorama de la literatura española me produce una satisfacción enorme puesto que he entregado a ese proyecto una gran parte del tiempo de mi ocio (con grandísimo placer –dicho sea entre paréntesis–). Y que una revista, de la que tú has sido el timonel y la percusión, sea considerada por mucha gente «la mejor revista de literatura, creación y crítica de España en castellano…» como escribió sobre ella poco antes de que desapareciera el escritor Gonzalo Franco Blanco, es evidente que produce una inmensa satisfacción. Además ese trabajo de índole social fue generador o motor de ilusión, motivo de esperanza y de gozo para muchas personas mientras duró. ¡Orgullo del bueno! ¡Mi ojito derecho!
P.- Y después de las ‘nuevas’ sobre Colón, ¿cuál es su próxima travesía, en qué se va a embarcar, en poesía o en prosa?
R.- No lo sé… De verdad. Llevo varios años elaborando un diccionario lígrimo de la zona geográfica a la que por nacimiento pertenezco y que es la de Benavente y sus Valles. Tengo escritos unos cuantos poemas de dos libros: uno titulado Unos cuantos al origen y el otro Sombra son de la escritura… Aunque no sé… Últimamente he comenzado a decir (y me gusta oírlo) que me retiro, que me corto la coleta, pero como Antoñete… Por si acaso.
EL AUTOR
Ezequías Blanco (Paladinos del Valle – Zamora, 1952) ha ejercido como catedrático de Lengua y Literatura españolas en diversos institutos hasta su jubilación. También ha sido director durante 30 años de la prestigiosa revista literaria Cuadernos del matemático. En poesía ha publicado los siguientes libros: Limitación del vuelo, Palabras de la sibila, En medio del desierto, Archivo de imágenes–Imágenes de archivo, Objetos del amor lejano, Los caprichos de Ceres, Una ceja de asombro, La realidad desentendida (Antología 1978-2012), ‘Bare nostrum (con fotografías de Evaristo Delgado) y Tierra de luz blanda. En prosa ha publicado tres volúmenes de relatos: Memorias del abuelo de un punk, Tienes una cabeza apuntando a tu pistola y Solo hay una clase de monos que estornudan; tres novelas: Tres muñecos de vudú, Islandia, 2004, Nuevas nuevas sobre Colón y dos ediciones críticas: una de Las aventuras de Pinocho de Carlo Collodi y otra de Diálogos de amor de León Hebreo.