Qué bonito es encontrarse con gente que tiene metas. Y, mejor aún, que está dispuesta a vaciarse hasta la última gota por ellas. Porque el brillo en los ojos propio de la inquietud de quien quiere transformar sus sueños en realidad es, sin duda, todo un ejemplo. Es el caso de Saray Padilla, judoca leganese y seis veces campeona de España. Seguramente, hayas podido leer la entrevista que se ha publicado en este medio. En ella, Saray nos cuenta varios aspectos de su gran pasión, de su deporte.
Cuando ya llevábamos un rato hablando, Saray se saca de su bolso un montón de medallas. Me va contando a qué momento corresponden cada una. Puestas sobre la mesa en un momento, podríamos reducirlo a eso mismo. Sin embargo, todas ellas significan los pasos andados en un camino que se inició a los tres años. Significan sacrifico, esfuerzo, horas y horas, combatir, seguir en las victorias y continuar, cómo no podría ser de otra forma, en los momentos menos buenos. Son símbolo de un trabajo. No en vano, Saray no se recrea en ello. De hecho, hay una preciosa meta en un horizonte, que hoy parece lejano, pero que enseguida llega: TOKIO 2020. Efectivamente, los próximos Juegos Olímpicos. Y, hoy por hoy, el ranking que da derecho a asistir a la cita de las citas la sitúa muy bien posicionada.
Pero, claro, una campeona no sólo lo es por sus medallas, sino por otros atributos igual de deportivos. Saray es una leganense humilde y eso lo demuestra desde el primer momento. Porque ser campeón, más allá de una meta, es también una actitud. Una actitud que hay que mantener segundo a segundo, también en el tatami de la vida.
A toda esta sobresaliente suma de esfuerzo, empeño y trabajo, seamos claros, no le viene nada mal ciertos apoyos. El factor económico, qué duda cabe, es vital en toda ascensión deportiva. Finalmente, es un componente que se antoja de gran ayuda. Las becas y ayudas de las administraciones no son de lo más boyante para el judo. Tampoco, por el momento, el Ayuntamiento de Leganés ha tenido en cuenta a deportistas de gran nivel y con argumentos contrastados como Saray. Ojalá, con la mejor de las intenciones, esta situación pueda dar un giro pronto.
Así las cosas, como es obvio, a Saray le agradaría mucho la colaboración de patrocinadores. Como todo, es una escalera y hay que ir peldaño a peldaño. No estaría nada mal comenzar por apoyar en los gastos de nutricionistas, psicólogos, fisios… Algo, seguramente, insignificante para las empresas, pero de mucho valor para Saray. Y, por supuesto, ella encantada de llevarlas en su kimono. Yo estoy seguro de que dentro de muy poco la empresa que se decida por ella no dirá que están ayudando a una judoca, sino que Saray Padilla lleva su logo en su kimono o equipación. Eso sí, como me dijo ella, “la foto hay que echársela antes”. Yo, por mi parte, ya “me la he echado”, en mitad de un mañana de lío fortunero.
Y es que esta chica de “la isla” leganense es una gran inversión. Anímense, empresas. Es de las que pelean y tienen clara su hoja de ruta. Yo ya lo he avisado: apuesten por Saray Padilla.