► Desde el nuevo gobierno, en concreto Leganemos, le dicen que «la cosa es lenta»
Hace tan sólo unas fechas Sara y sus dos hijos menores de edad vivieron la agria experiencia de un lanzamiento. Las autoridades judiciales y policiales, que desplegaron una gran presencia para el acto, se encargaron de llevarlo a término. Más de una semana después, al desahucio de Sara, que es el primero que se da con Leganemos formando parte del Ejecutivo local, no se le ha respondido con una solución habitacional. Cierto es que la Comunidad de Madrid ha tenido su protagonismo en la decisión, pero igual de cierto es que ni el alcalde o Martínez Borrega, edila errejonista, se han personado en la ‘Asamblea, ni mucho menos como Administración local han desplegado las posibilidades que tienen. Mucho han variado las cosas de quienes un día dijeron que con ellas en puestos de responsabilidad la ciudad no volvería a vivir semejantes realidades.
La última hora de esta inquietante situación para Sara y su familia sigue siendo de ansiosa incertidumbre. Actualmente, una conocida de la afectada, tal como ella misma relata a nuevocronica.es, les ha acogido temporalmente en su hogar; «estoy en casa de una amiga. Pero ella tiene cuatro hijos y nos hemos juntado con seis niños. Imagínate, esto puede ser algo para unos días, pero no un plan a largo plazo…En cualquier caso yo estoy en la calle y el piso vacío y cerrado», asume.
Sara narra igualmente sus dificultades para encontrar trabajo: «un día tengo que estar en el IVIMA, otro en el juzgado; así no hay quien pueda ni se organice para algo serio y fijo». No en vano, sí que se emplea en lo que puede, «a día de hoy hago suplencias en una ITV de noche, de limpieza. Y estoy cuidando a unos abuelitos por la mañana que me pagan 10 euros la hora y voy dos horas todos los días. Pero, claro, últimamente he tenido que faltar y siguen confiando en mí por el aprecio que me tienen, pero sí me han dicho que necesitan alguien con continuidad y constante».
«Quiero pagar»
Como ya recogiese este medio hace un tiempo en otra amenaza de desahucio a Sara, ella insiste en la misma idea: «quiero pagar».
Así, la afectada reconoce que «desde el primer día en que me enteré que esa casa era okupa me puse en contacto con los vecinos para avisar a la administradora. Empecé a pagar a la Comunidad. Me enteré de que el piso era okupa y también llamé a la policía», al tiempo que reflexiona lo siguiente; «¿Qué pasa, tendría que haber hecho lo que hace todo el mundo, no llamar y quedarme ahí por el morro? Pues no».
Por su parte, la nueva edila con responsabilidades de Gobierno, Martínez Borrega, le ha transmitido que «la cosa no es rápida».
Ante un horizonte sin dibujar, Sara, que sufre porque el mayor de sus hijos, casi de 9 años, se da cuenta de todo acierta a concluir que «quiero pagar y quiero estabilidad. Me podría haber ido a otro piso de okupa, porque la oportunidad la he tenido y no lo he hecho. Ahora bien, si finalmente me quedo en la calle algo tendré que hacer, aunque sólo sea por mis hijos».