Pablo Iglesias el de Podemos y Albert Rivera de Ciudadanos se creen que son los cazadores y que el resto de los partidos, los de la vieja política, son el Lobo Feroz.
♦ El cuento de Caperucita Roja se sabe como comienza pero no como termina. El final siempre es a gusto del narrador y en ocasiones del lector. Al fin y al cabo no deja de ser un cuento y en los cuentos todo es posible. Caperucita es, lo sabe todo el mundo, una niña con una pequeña capa de color rojo. Lo de rojo tiene su aquel. Una mañana, su madre la envía a casa de su abuelita que vive al otro lado del bosque con una cestita con algo de comida. Antes de entrar en el bosque se encuentra con el Lobo Feroz que le propone el siguiente juego: a ver quién llega antes a la casa de la abuelita. El lobo por un camino, la niña por otro. El lobo llega primero y se come a la abuelita, se mete en la cama y con el camisón y el gorro de dormir espera a que llegue la niña. Cuando llega Caperucita entablan un extraño diálogo: ¡Qué ojos tan grandes, qué orejas…, qué dientes…! ¡Zas! El lobo se come a la niña de un bocado. Al final, según algunos, llegan los cazadores, abren en canal la barriga del lobo y sacan de su interior a la abuela y a la nietavivitas y coleando como si nada hubiera ocurrido. Fin de cuento.
En el cuento todo son símbolos, Caperucita Roja es un poco todos nosotros que emprendemos el camino de la vida desde nuestra madre que es la que nos trajo al mundo. El Lobo Feroz es todo aquel individuo ante el que deberíamos guardar distancia, que viene a por nosotros, que nos engaña, nos explota, nos roba y acaba por engullirnos en cuanto nos despistamos. El bosque es el enmarañado bosque de la vida, el campo de batalla. La abuelita, el final, la muerte. Los cazadores, ¿Quiénes son los cazadores? ¿El Quinto de Caballería? ¿Los libertadores de siempre? ¿El héroe del pueblo, su salvador?… todos ellos tienen una enorme carga simbólica para bien o para mal.
Pablo Iglesias el de Podemos y Albert Rivera de Ciudadanos se creen que son los cazadores y que el resto de los partidos, los de la vieja política, son el Lobo Feroz. Con el Lobo Feroz, piensan, no sé si lo piensan en serio, no se puede pactar salvo que dejen de ser ellos mismos. Lo que en realidad ellos, los de Podemos y Ciudadanos pretenden es que el Lobo Feroz se comporte como ellos quieren que se comporte y eso, ciertamente, es imposible, dudo que in-cluso sea bueno del todo.
Que el neoliberalismo a ultranza que defiende la derecha que representa Mariano Rajoy el del Partido Popular es lo que más se parece al Lobo Feroz es más que evidente. Decían que iban a solucionar los problemas de los españoles y han terminado arruinándolesy robándoles a mansalva. Bueno, no todos los del Partido Popular son así, ni mucho menos. No todos tienen tan grandes las orejas, los dientes y las uñas tan afiladas, pero dan que pensar. Mejor no atravesar ningún bosque con ellos por muy atractivo que nos lo pongan. Estoy más que seguro que todavía hay buena gente entre ellos, gente honrada, decente, con principios. Buena gente pero con unas ideas que mejor sería tirarlas a la basura.
Aunque para gente buena, buena de verdad, el ciudadano de a pie, el que paga sus impuestos, trabaja si tiene trabajo y si está jubilado se conforma lo mejor que puede con la pensión que la suerte y la vida le ha asignado. Todo lo demás le viene por añadidura. Esta gente son Caperucita Roja.
Los de Podemos afirman que si los socialista de Pedro Sánchez quieren contar con ellos para formar gobierno tiene que dejar de aullar a la luna. Algo similar defienden los de Ciudadanos aunque a estos les sienta mal la caperuza roja, prefieren el naranja, un rojo algo dulzón y descolorido. Aquí lo que de verdad importa es gobernar como quiere la mayoría de los ciudadanos. Que se gobierne dando respuesta a las justas aspiraciones de la gente. Que se proteja a los más necesitados en vez de echarles a la calle, de sus casas o de sus trabajos. Queremos que a Caperucita no se la como el Lobo Feroz. Queremos que Caperucita deje de ser una niña y se convierta en una mujer de verdad con todos sus derechos y libertades. Caperucita somos todos nosotros los que un día salimos de casa para ir a casa de nuestra abuelita atravesando el enmarañado bosque de la vida. En ese bosque siempre nos encontraremos con el Lobo Feroz.