► El AMPA lleva peleando tres años por la finalización de las obras y un centro completo.
► “No tenemos comedor. Comen en la sala de usos múltiples y además por turnos, por ejemplo”.
“Se va a caer el porvenir”, entonaba la recientemente malograda cantautora Elisa Serna, para completar con “si no hay escuelas donde aprendan a escribir”. Su marcado cariz social la llevaría a convertirse en unos de los exponentes de la llamada ‘canción protesta’. Serna quería reivindicar la importancia de la escuela, frente a otras formas, para una sociedad sana. Eran tiempos de luchas en pos de conquistas sociales. Hoy no lo son menos. La estela del canto de este poema nos sirve para conocer unos y unas quijotes que se enfrentan contra ‘molinos’ en Getafe. Se trata de la gente del CEIP Cervantes. Su batalla se centra en una construcción completa del centro y no por fases. Este último modelo parece lejos de ser el óptimo para la educación de las gentes del futuro. En ello andan por El Casar.
Sujetando el porvenir…
El CEIP Miguel de Cervantes se empezó a construir en el año 2015. Ya en ese mismo curso, como consecuencia del retraso en la primera fase del centro, todo el alumnado tuvo que ser desplazado a otro centro durante ese ejercicio. Era el germen de una situación incómoda que seguiría siendo protagonista en el tiempo.
12 meses más tarde, en septiembre de 2016, daban comienzo los trabajos para la segunda fase de construcción. Ésta, según cuenta Miguel Ángel Lucas, miembro del AMPA, para nuevocronica.es, “se abandonó y provocó masificación, falta de espacios, clases en pasillos y alrededor de 100 niños y niñas desplazadas”. Y así llegábamos a junio de 2017. Actualmente, en el curso 2018-2019, la situación, reconocen desde el AMPA, va a peor. Se inició la tercera fase en el mes de abril. La situación, por los tiempos, no invitaba al optimismo.
Les confirmaban sus temores. Entrado el verano, en el pasado julio, mantuvieron la que ha sido, hasta el momento, la última reunión con la Consejería de Educación. Ahí les dejaron claro que “no iban a cumplir los plazos de ejecución de las obras previstos para el inicio del presente curso firmados en los pliegos de contratación”.
Este mismo mes, les han hecho entrega de una parte del edificio de Primaria, con tan sólo seis aulas, en lugar de las 12 correspondientes más cuatro de Infantil. No son caprichos, sino lo rubricado en el pliego y que así reflejan las cláusulas administrativas.
Reconversión forzosa
Y, entonces, ¿cómo actúan y se disponen la situación ante una nueva falta de compromiso por parte de la Administración? Lucas explica a este medio el horizonte que visualizan en el Cervantes getafense, “en la actualidad, para que un total de ocho grupos, que vendrían a ser aproximadamente unos 200 estudiantes, lo que supone la mitad del alumnado del centro, tenga cabida ha habido que reconvertir en aula todo espacio disponible. Esto nos ha llevado a tener que prescindir de la sala de profesores y habilitar otros espacios, que no estaban diseñados para tal fin, como aulas”.
Por ahí, según ha podido conocer este periódico, ha resultado necesario impartir algunas clases en despachos. Con todo estos niños y niñas están rodeados de obras, con lo que ello implica, desde el punto de vista de la seguridad, especialmente y de su calidad de uso del centro. La cosa no queda ahí, Miguel Ángel Lucas continúa reseñando que “no tenemos comedor. Comen en la sala de usos múltiples y además por turnos. Es que hay niños de cinco años comiendo a las 15 horas. Tampoco existe gimnasio. También se usa la sala polivalente como aula infantil. Y nuestros alumnos no disponen de espacio adecuado en el patio como marca ley”.
Son ya tres años. No quieren ni pensar en que algunos de sus hijos e hijas finalicen la Primaria y su cole sigua igual. No obstante, tal como reconocen más padres y madres del centro, “estamos cansados de tanto incumplimiento. No entendemos esta desidia por parte de la Comunidad de Madrid para cumplir con los plazos. Y además, todo esto, el tema de la construcción por fases, no es sólo problema de nuestro colegio. Hay muchos más afectados por lo mismo en nuestra región”.
Aunque la paciencia va rellenando el vaso, no claudican ni ello entra en sus planes. Sin ir más lejos, hace dos fines de semana han llevado a cabo una sentada y un encierro en el propio lugar con el fin de seguir manteniendo presente su disconformidad y como punto clave el exigir la construcción completa. “Dimos por acabado el encierro para no interferir en el funcionamiento pedagógico del centro, dado que el espacio del que disponemos en el edificio de Infantil es muy pequeño y el lunes ya entraban los ‘peques’ a clase”, manifiesta Lucas. No en vano, siguen con reuniones para dirimir y diseñar qué otras acciones realizarán en próximas fechas. Todo esto, mientras continúan a la espera de que la constructora les facilite el calendario de las próximas entregas. ¿Pero hay movimiento que haga intuir alguna prisa? “Pues hay cierta preocupación porque apenas vemos dos o tres obreros a diario”, admite Miguel Ángel.
Sembrando precedente
Este AMPA cervantina no ha dudado en pisar los caminos necesarios para derribar a sus molinos. Así, a finales del pasado junio, pusieron una denuncia por la vía administrativa contra la Consejería de Educación. La motivación se hallaba en el incumplimiento del RD 132/2010, que marca los requisitos mínimos de los centros. “El nuestro incumple. No tenemos sala polivalente porque se usa de aula, no tenemos biblioteca, los profesores no tienen su espacio, el patio es pequeño…”, no se cansa de repetir este padre consultado por nuevocronica.es. Saben que han sido pioneros en la denuncia. “Pues vamos a animar a otros centros a que se sumen y denuncien igualmente”, sentencian desde el AMPA, mientras agregan que “no pedimos nada raro. Tan sólo que se construyan los centros de una vez y que no parezca que hay una educación de primera y otra de segunda. Nuestros hijos e hijas merecen unas infraestructuras dignas”.
Por último, Lucas avisa de una última hora, “nos llega desde varias fuentes, no oficiales, que UNCISA, la empresa constructora, va a ir a concurso de acreedores… Y, como digo, sólo vemos dos obreros por la parcela… Vamos, que, posiblemente, este año nos abandonen la obra… Otra vez…” El espíritu quijotesco de este centro continuará galopando por el porvenir. “Que no es locura ni utopía, sino Justicia”.