DIARIO DE UN JUBILADO

El miserable de Montoro

Montoro

Cristóbal Montoro y su sufrida sonrisa

El ministro de Hacienda culpa a los enfermos de Hepatitis C de que el saldo negativo previsto por el Gobierno para el 2015 se haya disparado entre otras causas.

♦ Imagina que un modesto laboratorio farmacéutico descubriera un medicamento que curara una de las enfermedades más grave que padece la humanidad actualmente: la hepatitis C, que afecta a cientos de millones de personas en todo el mundo. Imagina que este laboratorio hubiera estado subvencionado con unos cien millones de dólares por el gobierno. Imagina que una multinacional farmacéutica, amparada por las leyes del libre mercado, ofreciera a este pequeño laboratorio once mil millones de dólares por el mencionado medicamento con la intención de hacer negocio poniéndolo a la venta a un precio tan desorbitado que estuviera fuera del alcance de la inmensa mayoría de las personas que padecen esta enfermedad. Imagina que en nuestro país los hospitales públicos se negaran a suministrar este medicamento a los afectados por imposición del Gobierno del Partido Popular. Imagina que la hepatitis C causara la muerte de un buen número de españoles. Imagina y este es un dato que no hay que imaginarlo, que según el Colegio Oficial de Médicos: “El coste real de producción de los fármacos antivirales orales —los que pueden curar la Hepatitis C— puede oscilar entre los 50 y 100 euros por paciente”. Y por no dejar de imaginar, imagina que un colectivo de estos enfermos decidieran plantarle cara al problema y se encerraran día y noche en señal de protesta durante tres meses en pleno invierno en el vestíbulo del hospital 12 de Octubre, durmiendo en el suelo, recogiendo cientos de miles de firmas de apoyo, denunciando a las autoridades sanitarias ante los tribunales y ante el Parlamento Europeo, organizando una multitudinaria manifestación el 10 de enero de 2015 que recorrió las calles de Madrid hasta las puertas de La Moncloa y que el presidente Rajoy, que ese día se encontraba en Toledo, declarara a la prensa: «Ni un solo ciudadano español al que un médico le prescriba un medicamento se quedará sin ese medicamento». Imagina que, a raíz de estas declaraciones, el ministro de Sanidad decidiera como el que decide hacer todo lo que puede y más, curar tan solo a la mitad de estos enfermos.

Más allá de toda imaginación, así quedó la cosa. La espada de Damocles de la hepatitis C en el día de hoy pende sobre la cabeza de varios miles de españoles que padecen una enfermedad que por suerte tiene remedio y ese remedio el gobierno se niega a suministrárselo porque es incapaz de imponerse a la multinacional farmacéutica o bien tirar por la calle del medio y permitir que se fabrique el genérico que solucione el problema.

A pesar de que Mariano Rajoy, mintiendo a los españoles con el descaro que le caracteriza, no se ha cansado de repetir una y otra vez que España estaba en condiciones de cumplir con el déficit en 2015 con un saldo negativo que rondaría el 4,5% del PIB, ahora viene el miserable del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro,y afirma, aguantándose la sonrisa, que ese saldo negativo en realidad se eleva “al 5%, en parte vinculado a gastos extraordinarios como los recursos destinados a financiar los tratamientos para enfermos de hepatitis C”. Ni el mismísimo John Lennon se lo hubiera imaginado.

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