Sí, no va a quedar otro remedio. Habrá que elaborar un régimen o nos quedaremos tiritando los demás. Lo ha vuelto a hacer. Reincidente. Ya lo dijo él mismo: «es que soy muy comilón«, en una entrevista preelectoral en radio. Me refiero a Santiago Llorente, alcalde de Leganés. Ya lo habíamos denunciado hace unas semanas. A este alcalde le gusta irse de comilona a costa de todos sus vecinos. La vez anterior con pretexto de una recepción, hoy con periodistas que hayan querido ir. En cualquier caso, estas situaciones jamás deberían correr a cargo del erario público. Es una auténtica vergüenza. Sigue siendo un alcalde que desconoce la realidad del municipio que regenta. En su haber Llorente tiene 17.000 parados. Estas prácticas son insostenibles en cualquier caso pero en estos contextos resultan un insulto a la inteligencia del ciudadano.
El contribuyente no puede abonar estas gracietas. Seguimos con la vieja política en Leganés. Desde el Ayuntamiento me dijeron, en ocasiones pretéritas, que es lo que se había hecho siempre. Una excusa muy poco trabajada. Pero claro, poco trabajadas están también las calles que siguen muy sucias, barrios sin luz, colegios y centros deportivos en malas condiciones…
Sin embargo, es más importante gestionar los euros del vecino hacia el estómago del político. Y es que al banquete también acudió el señor Atienza, concejal de Hacienda, que espero que ya meta en los Presupuetos estos copiosos encuentros. Y Rubén Bejarano sació de igual forma su estómago. Lo hizo muy mal IU en la anterior legislatura y con justicia pasó a ser una fuerza residual y totalmente marginal en Leganés. No en vano, Bejarano tiene de todo, es ya concejal con cartera, grupo propio, directores generales (gente suya con puesto) y ya hasta come, en estas ocasiones, del vecino.
La vieja política que encarna PSIU no hace gracia a Leganés. Mientras escribo estas líneas le comento la ocurrencia a una amiga pepinera. Me arrepiento de ello. No se merecía saber esto después de venir de trabajar desde esta mañana por un sueldo normal y cuidar lo que entra en su cesta de la compra. Lamento haberle dado este disgusto.
Lo contrario a disgusto es lo que tendrá el dueño de este famoso restaurante de Leganés. Estará encantado con Llorente (y de forma indirecta con nosotros; los contribuyentes). Cuando se dispara con pólvora ajena es fácil ir de etiqueta y no comerse un bocadillo. Bocadillos que reparten en comedores sociales de Leganés todos los días. Se escapa a la lógica estas injusticias.
Como me apuntaba mi amiga, es que pagamos impuestos para llenar el buche de Llorente, Atienza, Bejarano… Porque, claro, no le podía decir que se está invirtiendo en limpieza, instalaciones, luz de barrios… Entre los banquetes y los sueldazos que Llorente reparte a sus conocidos (cabe traer a la memoria que el jefe de la Asesoría Jurídica de Leganés cobra 84.000 euros/anuales tiene carné socialista) nos vamos a quedar como las paredes de algunos colegios de la ciudad; tiritando.
Es lo mejor. Dieta urgente. Le va a venir muy bien. Hay que cortar de raíz. Y, de paso, que esta dieta se complemente con un poco de deporte. Que se dé una vuelta por el municipio y compruebe la realidad de sus vecinos. Verá que no está bonito gestionar así el dinero. Entenderá que no procede comer del vecino cobrando 69.000 euros de sus impuestos. Quizás, después de la fiesta, hoy no cene pero, por favor, que el desayuno de mañana (y de siempre) corra de su cuenta.
Nos tendremos que aferrar a la esperanza de la extinción de estas praxis nauseabundas, lóbregas, groseras y que se jactan del contribuyente. Que empiece la dieta y que el dinero público se lo beban los vecinos y redunde en ellos.
