El próximo mes de mayo estamos llamados a elegir a los nuevos europarlamentarios. Todos los partidos se van a esforzar por convencernos de lo importante que son las próximas elecciones y de la obligación que tenemos de emitir nuestro voto. No nos sorprenderá. Es lo mismo que han hecho siempre. Unos, los partidos euroescépticos, pedirán nuestro voto para destruir la UE, o a lo sumo para convertirla en algo totalmente descafeinado, amorfo y nacional, que en este caso equivale a “nacionalista”. Otros, tratarán de convencernos de la necesidad de Europa y de la importancia de nuestro próximo voto, basándose casi todos en los siguientes argumentos: tras la aplicación del Tratado de Lisboa, el Parlamento Europeo puede elegir ahora al Presidente de la Comisión; la pertenencia de nuestro país a la UE ha supuesto un aumento del nivel de vida de los ciudadanos españoles (en Portugal, Francia, Italia…….se dirá lo mismo respecto a sus respectivos ciudadanos); se dirá también que España debe tener peso en la UE y en el Parlamento Europeo, sobre todo ahora que se ha elevado de 54 a 59 el número de europarlamentarios españoles. No digo que esto no sea verdad, pues son hechos evidentes, pero como argumentos son pura paja.
¿Qué le importa al ciudadano de a pie que el presidente de la Comisión sea elegido por los jefes de gobierno o por unos parlamentarios que él no ha elegido? Lo realmente importante sería que todos los ciudadanos de la Unión eligieran directamente al Presidente de la Comisió. Eso sería lo verdaderamente grande y lo que reflejaría que los ciudadanos de la UE formamos realmente una unidad. Y que no nos presenten el Tratado de Lisboa como un paso gigante hacia la integración europea, cuando realmente ha supuesto un retroceso. Ha supuesto un paso hacia atrás, porque ha abierto las puertas al Brexit, posibilidad que antes no existía, como si la UE fuera un club deportivo en el que se puede entrar y salir cuando a uno le apetece. Hay otro aspecto muy negativo del Tratado de Lisboa y es que ha sometido al Parlamento Europeo al control de los Parlamentos nacionales, que ahora pueden controlar si el Parlamento Europeo se extralimita en sus competencias, como si se tratara de un parlamento de segunda categoría.
Seguiré hablando la próxima semana sobre los otros dos argumentos-paja que nos quieren vender. Hoy quiero exponer solamente, y de forma concisa, mis razones para votar en las próximas elecciones al Parlamento Europeo y qué partido o qué lista voy a votar:
Quiero participar en las elecciones al Parlamento Europeo, porque, a pesar de todas las deficiencias, la Unión Europea es la única posibilidad que tenemos de no caer bajo el yugo militar y económico de los Estados Unidos, o bajo el yugo comercial de China o La India, la única oportunidad de salvar lo que nos queda del modelo social europeo, la única posibilidad de que no tengamos guerras comerciales que podrían desembocar en guerras militares entre los diversos países de la UE, la única posibilidad de que los ciudadanos nos podamos mover libremente por toda Europa, la única posibilidad de acabar con los nacionalismos y la xenofobia, la única oportunidad que tienen tantos jóvenes, que no encuentran trabajo en su país, de buscar trabajo en otros países de la Unión. Por estas y por otras muchas razones que podría enumerar, quiero un Parlamento Europeo, un parlamento que sea verdaderamente europeo porque se preocupe de los problemas de todos los ciudadanos europeos en su conjunto, un parlamento que no sea una sucursal de los parlamentos nacionales. Voy a votar en las próximas elecciones al Parlamento europeo, pero no voy a votar por ningún partido político, voy a votar por una Lista transeuropea, que, aunque no sea oficial, sea la expresión de la voluntad de tantos ciudadanos europeos hartos de las fronteras y de los fosos que suponen la diversas legislaciones y las diversas lenguas nacionales. Mi voto tendrá un valor europeo incalculable.