Sara Hernández no tiene, entre quienes la conocen, fama de puntual. Para colmo, dividido su tiempo entre la alcaldía de Getafe y la secretaría general del PSOE-M, parece aún que la cosa va a más. Acaba de cumplir los tres meses en el cargo de primera edila de Getafe aunque realmente el primer curso de esta legislatura empieza en estos días de septiembre. Y es ahora cuando la bicefalia de su pluriempleo empieza a hacer mella y a complicar los ajustes de la agenda.
La semana pasada llegó tarde a la Junta General de Accionistas del Canal de Isabel II en su calidad de representante del Ayuntamiento de Getafe. El retraso, por simbólico que no importante para el resultado, impidió su acreditación y el derecho [u obligación] de votar a los nuevos consejeros de la empresa pública madrileña.
Debería haber evitado la justificación de su tardanza a causa del tráfico de Madrid, incluso siendo verdad. Es una excusa demasiado manida y burda que sencillamente se evita saliendo diez minutos antes.
El incidente del Canal de Isabel II no pasaría de ser una mera anécdota si no fuera porque esta misma semana pasada llegó 50 minutos tarde a la rueda de prensa convocada en el Ayuntamiento de Getafe. ¡Casi una hora! Al cabo de tanto esperar, y sin que ningún responsable diera explicación o retrasara la convocatoria, algunos periodistas empezaron a sopesar la posibilidad del desplante. Y a punto estuvieron de marcharse y dejarla con sus novedades para otro día. Pero, al contrario que los políticos, no puede haber periodistas ‘ausente’. Al fin, el trabajo [y los ingresos] de los plumillas depende en gran medida de los políticos, ya sea como ‘frelance’ a destajo o como disciplinados redactores.
No se sabe si el encargo de Pedro Sánchez de designar a Sara Hernández como ‘lideresa’ de los socialista madrileños o la benevolencia e ingenuidad de Ahora Getafe al ‘colocarla’ como Alcaldesa acabará por asignarle definitivamente el apelativo de ‘ausente’ o el de ‘tardona’.