Cuando el mundo comenzó a ser mundo, los ancianos eran algo así como la memoria colectiva, los guardianes del saber de la ciudad y de la tribu, ¿hoy, qué son?
♦ En otro tiempo, los abuelos vivían su vejez con dignidad rodeados de sus hijos y nietos, hoy los abuelos viven buena parte de su tiempo rodeados de otros abuelos. En las piscinas municipales, en las universidades públicas, en los parques y jardines, en los hoteles de las playas del Mediterráneo y demás viajes del Inserso por España y el resto del mundo, en los pueblos medio abandonados, en los balnearios de siempre que languidecen envueltos en la añoranza… los abuelos lo invaden todo y, por supuesto,también los centros de la tercera edad.
Los abuelos actuales son como una plaga, están en todas partes, incluso, en ocasiones, no tienen más remedio, se echan a la calle con la pancarta de la protesta, se enfrentan a la policía y a quien haga falta en defensa de sus derechos y libertades, como está ocurriendo con el robo de las preferentes para vergüenza de este país y del gobierno de Rajoy.
Muchos de estos abuelos son el sostén y el refugio de su familia cuando sus hijosse quedan sin trabajo o les expulsan de sus viviendas por no poder pagar la hipoteca. Ellos son los que cuidan de los nietos más pequeños, los llevan y los traen del colegio a casa cada mañana y cada tarde, les dan de desayunar, de comer, de merendar con todo el cariño del mundo para bien o para mal de una nueva generación que crece impregnada por la forma de entender la vida como la entienden sus abuelos en lugar de como la viven sus padres tal como ha venido sucediendo siempre desde que el mundo es un mundo.
En aquel entonces, cuando el mundo comenzó a ser mundo, los ancianos eran algo así como la memoria colectiva, los guardianes del saber de la ciudad y de la tribu. Eran el senado de verdad, no como ocurre en la actualidad. Ellos tenían la primera y la última palabra y nada se hacía sin contar con ellos. Claro que, en aquel entonces, los viejos, muy viejos no pasaban de los sesenta años de edad, la gente apenas aspiraba a vivir más de treinta o cuarenta. Hoy se es joven hasta después de cumplir setenta y cinco años de edad.
Los últimos ancianos que todavía controlaban los mecanismos del poder sin limitaciones fueron los dirigentes comunistas de la Unión Soviética. Fidel Cas-tro aprendió mucho de ellos. Al final, el líder cubano ha tenido que ceder ese control a favor de su hermano Raúl que no deja de ser otro anciano. El papa Franciscoy todos sus antecesores son un buen ejemplo del poder de los ancianos en este y también en el otro mundo. El rey Juan Carlos, el último superviviente de los viejos tiempos del franquismo, ha terminado cediéndole el puesto a su hijo Felipe VI.
Pero hay un lugar donde ellos, los ancianos, son una abrumadora mayoría, no podía ser de otra manera: los hospitales. Encontrar a un joven en un hospital es casi como buscar una aguja en un pajar, pero a los abuelos los puedes encontrar amontonados en los pasillos de los servicios de urgencia de todos los hospitales del país todos los días del año. Ya digo, esto es una invasión.