CILUSIONADOS

Los antieuropeos lo tienen más fácil

Estamos a cinco meses de las elecciones europeas y conviene que nos vayamos preparando, porque es mucho lo que está en juego.  En casi todos los países de la UE hay, como mínimo, un partido antieuropeo que se presenta a las elecciones. Hay partidos antieuropeos pagados por Europa, lo mismo que hay partidos antiespañoles pagados por España. Esto es lo que hay; la grandeza y la miseria de la democracia.   El programa electoral de los  partidos antieuropeos es corto y clarísimo: “Destruyamos la Unión Europa”. Y este mensaje  llega fácilmente a la mente de todos los desilusionados de los partidos políticos, tanto más cuanto que previamente los políticos se han encargado de echar a la UE la culpa de su propia incapacidad y egoísmo.

Pero ¿cuál es el programa europeo que nos presentan los demás partidos llamados europeístas? Unos nos hablan de la Europa federal, sin que los ciudadanos lleguemos a entender qué quieren decir con una Europa Federal, porque ellos mismos no lo tienen claro. ¿Una Europa federal al estilo de Brasil o Méjico o una Europa Federal al estilo de Alemania?  ¿Una Europa federal  que otorgue cada vez más poderes a los gobiernos y cada vez menos a las instituciones europeas o a Europa Federal equivalente a unos Estados Unidos de Europa? No me bastan las palabras rimbombantes que no tienen contenido. Otros partidos ni siquiera tienen programa europeo.

El problema consiste  en que queremos votar, pero no sabemos a quién.  Si quisiéramos abstenernos, no tendríamos problema. Pedimos, sobre todo, que nos separen su programa europeo de su programa nacional, que en las elecciones europeas nos hablen de Europa y que los partidos dejen de insultarse mutuamente. Pedimos que cuando me hablen de la UE nos digan que es necesaria, porque el nacionalismo antes o después nos lleva a la guerra y porque sin una Europa unida  caeremos en la competencia más desleal y más brutal  tanto en el campo comercial con el laboral, lo que significa decir adiós al modelo social europeo y perder todo lo logrado social y laboralmente en el último siglo. Queremos votar pensando en la integración europea. Exigimos que los partidos europeístas  al menos se pregunten qué han podido estar haciendo mal para que los ciudadanos estén tan desilusionados con la idea de Europa  y para que prosperen tanto los partidos populistas, xenófobos y antieuropeos. Y que no nos hablen de “que viene el lobo”, pues el lobro lo han engendrado ellos.

¿Nos hablarán así de claro los partidos europeístas? Lo dudo mucho. Si durante los últimos 20 años no lo han hecho, ¿lo van a hacer ahora? ¿A qué partido podemos votar los partidarios de una integración total europea? ¿A unos partidos que son los principales responsables del caos en que se encuentra actualmente Europa? ¿A unos partidos que a nivel europeo tienen compañeros bastante sospechosos de su voluntad europea, compañeros que defienden los populismos, la xenofobia y el nacionalismo?  ¿O podemos votar a unos partidos europeístas nuevos, dignos de admiración, es verdad,  pero que no tienen oportunidad alguna frente al aparato económico de los grandes partidos, como no la tuvo en su día Newropeans?

Por eso,  se comprende que haya un movimiento ciudadano a favor de la listas transeuropeas. Se trata de un auténtico movimiento federal europeo que quiere una Unión Europea ya, pero una Europa de los ciudadanos. Un movimiento que pretende unir a todos los ciudadanos europeos, mientras los políticos dfienden a “sus nacionales” y se pelean por una pretendida soberanía nacional que hace tiempo que se la arrebataron China, Rusia, los EE. UU. y las grandes potencias. Un movimiento-protesta de ciudadanos que se sienten europeístas y quieren votar, pero no tienen partido a quién votar. Su voto será nulo, pero de gran contenido político.

La integración europea no nos la van a regalar los partidos ni los gobiernos, porque eso les supone perder  privilegios y poder.  La integración europea la tenemos que conquistar los ciudadanos. Hace ya 20 años que deberían existir las listas transeuropeas, pues así lo aprobó entonces el Parlamento Europeo. Pasarán otros 20 años, y seguiremos igual o peor. Sin  embargo, votar, debemos votar, aunque no lo tengamos tan fácil como los antieuropeos.

 

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