A veces, tienen que pasar unos días. Siempre es aconsejable hablar y actuar desde la calma. Hay sorpresas que, cual gran cachopo, conviene digerirlas de la mejor manera. Bueno, seamos serios, hay situaciones que son indigeribles, es decir, no hay por dónde cogerlas. Aunque, de todas formas, las acciones sean de los más esperpénticas, por intentar ser suaves, siempre consigue (el desgobierno de Leganés) el más difícil todavía.
Fue la semana pasada cuando nos enterábamos de un nuevo despropósito, cuyo tabú en este caso equivale a cacicada. El alcalde, el mismo que se propina banquetes con gente que no desvela a costa de nuestro riñón, cesaba al concejal de ULEG, Carlos Aranzana, en sus funciones como presidente de la Comisión de Contratación, cargo que llevaba desempeñando tres semanas.
Hombre, un poco de culpa tiene Aranzana. No es enchufado, no se pliega a hipotecas con empresas e investiga en pos de los intereses de los vecinos y vecinas. Espera, ¿eso es malo? Hombre, en el mundo al revés de Llorente donde los cortesanos enchufados viven a cuerpo de rey y lo que se premia es la tenencia del carnet en boca, pues claro todo aquel que haga su trabajo es incómodo. Sí señor, Aranzana está fuera de esta presidencia por hacer lo que tenía que hacer, su trabajo. Y no pasa nada por decirlo y dejar bien claro que esta acción de Llorente canta por los cuatro costados. Cuando uno tiene la oportunidad de entrevistar a este concejal independiente, se da cuenta de que le gusta indagar, esclarecer hechos, no conformarse con versiones cocinadas e interesadas y rodear su trabajo de luz. Vamos, todo lo contrario que a los actuales regidores.
Nos ha quedado a todos muy claro, tras algún ejemplo que otro, que a este gobierno no le gusta ventilar responsabilidades, depurar sucesos ni investigar. A no ser que sea para machacar con hechos falsos a quienes les toman ventaja para dentro de dos años. Por ahí, se muestran favorables a investigar, si bien el subidón se les bajó prontito.
El oscurantismo y opacidad está marcando esta legislatura, próxima a situarse en su 50%. Y es que sé de qué hablo cuando afirmo que al Ejecutivo no le gusta nada que se investiguen cosas ni se saquen a la opinión pública. Sin ir más lejos, sufrirás el ostracismo de la agencia de colocación y Comunicación SantiPress S.E (Sociedad de Enchufados). Cuando publicas verdades como puños dejan de enviarte, a través de mensajería instantánea, convocatorias de prensa o, directamente, ni te responden a las preguntas periodísticas.
Las redes sociales han sido un clamor brutal contra esta decisión del alcalde que ha tenido todo tipo de calificativos de reproche, que han dejado claro que quien han perdido la confianza han sido los vecinos en el primer edil. Hace ya meses consideré los derroteros y decisiones políticas de Llorente propias de cualquier sátrapa que se precie (término que han ido utilizando otras personas hacia él también) y el tiempo me ha dado la razón.
No podemos vivir en las telas de la oscuridad. No podemos vivir en los cachopos a costa del dinero público. No podemos vivir en los viajes a Benidorm. No podemos vivir en el book del alcalde pagado por todos. No podemos vivir en la manutención de directores irregulares, según la Justicia. Vamos, y que quede claro, no queremos ni podemos mantener vuestro cortijo.
Llevamos muchos gestos que no son precisamente bandera del mejor demócrata del mundo, los miles de euros que gastó el alcalde en banquetes con gente que no desvela (entre los que están afiliados de su propio partido), celebrar muchísimos plenos a puerta cerrada (podría ser una metáfora de su mandato, pero la imagen es real), incapacidad para escuchar a madres, padres, trabajadores, sindicatos… Y ahora este cese por querer esclarecer. El concejal cesado no tiene absolutamente ninguna hipoteca política. Ese matiz marca, y de qué manera, el trabajo del representante público. Piénselo vecino.
Se veía venir. Se veían las costuras con las que está hecho este despropósito de gobierno. Costuras que fueron reventadas por los cachopos y dejaron traslucir el verdadero traje de quien hoy manda en Leganés. Y con este cese ya se evidencia, sobremanera, no el traje, sino de qué piel está hecho. Se veía venir. Pero, comentándolo en la calle, también se ve venir luz. Se ve venir transparencia en algunos meses. Y esa claridad sólo la pueden traer los honestos.