LEGANÉS

¿Qué hacemos con los 10.000 gatos callejeros de Leganés?

Gatitos cobijados en una maceta

► Asociaciones animalistas buscan solución y equilibrio a la proliferación de felinos. Manifiestan la importancia de la castración para erradicar diversos problemas de las colonias
► «Estamos haciendo la labor que le corresponde al Ayuntamiento de Leganés. La ley le hace partícipe de esto»
► «Hay mucha gente que está detrás de los animales callejeros y gracias a eso tienen una vida medio digna»

Gato enfermo ‘acosado’ por una rata

Alrededor de 10.000 gatos conviven a diario en Leganés. Las colonias felinas precisan de atención e intervención. Muy pendiente de esto en nuestro municipio están Ayúdanos a Ayudar Gatos, el Colectivo Animalista de Leganés (CAL) y La Madrileña. El desbordamiento producido por la súper población de estos animales ha cosechado quejas de vecinos, entre otras cosas por los olores, maullidos… No en vano, los gatos, considerados animales vagabundos, ya se encuentran protegidos por ley y no se les puede sacrificar. Además, hacerles daño es delito. Hay quien los ama y quien no. Efectivamente, la esencia del objetivo trata de llegar a un punto en común que beneficie a todas las partes. En busca el equilibro…

Marga e Irene

Para conocer más detalles, me cito con Irene, presidenta de La Madrileña, asociación con solera, pero cuya filial en Leganés vio la luz el año pasado, y Marga, presidenta del CAL y portavoz de Ayúdanos a Ayudar Gatos. El lugar de nuestra entrevista está poblado de muchos de los protagonistas de este reportaje, y me avisan que a partir de las 22 horas habrá más aún, pero guardaremos sus señas, precisamente por el equilibro. Irene y Marga vienen reivindicando la nueva ley, ésa que pone en manos de los ayuntamientos la gestión de las colonias felinas. Este control, que ya se lleva a cabo en muchos lugares de España, consiste en castrar a los gatos y devolverlos, toda vez recuperados, a su lugar. Esta labor la realizan ellas en compañía del voluntariado. Evidentemente, tiene un coste económico y humano; y en torno a esas variables pivota también el equilibrio. “Cuando haces eso, disminuyes la población una barbaridad. Una colonia castrada no crece y se controla el tema sanitario. Las hembras pueden tener hasta cuatro camadas o más desde febrero hasta octubre. Y hablamos de cuatro o cinco por camada. Si se echan cuentas… Triplican la población de una colonia en un periodo de esos”, advierte Irene, al tiempo que completa Marga, “no sólo las asociaciones atienden el tema de la castración. La gente a nivel particular alimenta las colonias, los cuidan y si están enfermos lo pagan de sus propios bolsillos. Es un sacrificio cuando no es una responsabilidad obligada”.

Ponemos encima de la mesa los números; el coste de una castración para una hembra se sitúa, aproximadamente, en los 200 euros y el macho en los 120. Me comentan que han conseguido un veterinario en Leganés que se lo deja en 65 y 35 euros respectivamente, si bien negocian aún para abaratarlo un poco más porque todo euro y ayuda en esta causa cuenta. Multipliquen, no obstante, por esos 10.000 seres, contando, como aseguran, mitad gatas y mitad gatos. Sin embargo, no sólo es ese el gasto al que deben hacer frente, sino también a lo concerniente a la comida, aunque sean callejeros dependen del humano porque no tienen qué cazar, y otras visitas al veterinario. Los gatos pueden vivir sobre los 20 años. Estos que vemos, de mirada triste en su mayoría, no. Si tienen suerte llegarán a los siete, pero tendrán que hacer frente a duras condiciones climáticas o esquivar a la inmunodeficiencia, panleucopenia, leucemia o atropellos… Además, tampoco la solución es llevarlos a casa, ya son totalmente salvajes. Es por eso que las dos presidentas lo interpretan como una cuestión humanitaria.

Se marcan como objetivo hacer una intervención en el bulevar en que nos encontramos. “Aquí hay gente que les da su latita. Eso genera también un conflicto humano, por eso se trata del equilibrio. Las colonias surgen porque hay unas condiciones ambientales muy determinadas en ese sitio. Se trata de hacer lo que ya se ejecuta en otras ciudades, conformar colonias, evitar que se reproduzcan y alimentarlos controladamente con pienso seco. Que se mantengan, son fauna urbana”, explica Irene.

Ambas dos, sinceramente, irradian pasión y ganas por la empresa, pero, como es natural y, en este caso, por ley, el Ayuntamiento de Leganés tiene que poner de su parte. “Hemos tenido conversaciones con ellos. Les parece todo bien, pero económicamente hay una inacción total, esto tiene que estar presupuestado y las cuentas municipales están paralizadas. Nos hemos reunido con el técnico. El alcalde no nos atiende. Participamos en la mesa de negociación para la Ley de Protección Animal, pero no termina de salir. En Getafe, Parla, Fuenlabrada ya lo hacen y éste último tiene un centro de protección animal maravilloso. Hay partidos políticos que nos ayudan, Leganemos el año pasado realizó un festival y recientemente un cheque de ULEG”, señala Irene. Ella me deja claro que encantadas aceptan estas y cada una de las aportaciones por “pequeñas” que sean, si bien el foco está en los Presupuestos y que esté reglamentado como tema medioambiental.

Asociaciones, rol fundamental

Ya estructuran su plan de acción. “No vamos a abarcar todo. Este lugar es magnífico para comenzar. No se hace en un año, sino poco a poco y controlando por colonias. Tenemos un mapa de colonias y en un año igual te da tiempo a controlar tres o cuatro zonas. Zarzaquemada está plagada, pero allí hay un grupo de chicas que con su dinero los castran colonia tras colonia… Hace dos años vinieron asociaciones con la Comunidad de Madrid y castramos, pero hay demasiados…”, manifiesta la presidenta de La Madrileña. Ante esto último, un gato enfermo se acerca a lo que parece un resto de filete que una señora acaba de lanzarles, vienen más; “se pegan por él”. ¿Cómo hay que hacer esto?, cuestiono. “Alimentarlos es un tema de empatía, si no morirían por inanición, lo cual es una crueldad, pero no les puedes dejar las sobras de la fideuá… Hay que hacerlo con pienso seco y agua que es totalmente limpio. En muchas localidades hay tolvas con el anagrama del ayuntamiento y no molesta a nadie. Ejemplo, en la puerta de un DIA habita una pequeña colonia y la mujer que los alimenta, que suelen ser mayores, estuvo dos o tres días enferma y se colaban dentro de la tienda del hambre, si tuviesen sus tolvas…”, ilustra Marga, a quien vuelvo a preguntar sobre las enfermedades; “las transmiten sólo cuando hay muchísimos y se originan, por ejemplo, parásitos. Cuando están todos castrados y sanos no necesitan aparearse y no hay malos olores, no hay maullidos ni marcan, como ahora mismo, si te fijas, hacen los de nuestro alrededor” y termina con un ejemplo que desearía para Leganés, “este verano fui a Cádiz y aparcamos en el puerto. Vi 300 gatos. Compré comida y nos enteramos más tarde que están todos castrados y controlados desde el Ayuntamiento de esa ciudad y reubicados en unas condiciones buenísimas de salud y bien alimentados”.

A colación de esto último, a dúo, lamentan que el Consistorio leganense no ponga tampoco nada en comida. “Que inviertan, quizás, 10.000 euros el primer año, aunque no es una cuestión de subvención, es su obligación, que quede claro. Luego, en las subvenciones, como te dijo Juan Carlos en la entrevista (presidente de la Asociación Canina de Leganés) no se pueden meter gastos veterinarios… Ellos salen siempre con que no hay dinero, pero hablamos de vidas… Y en el Centro, de gatos están bastante despejados porque los sacamos. Presentamos el proyecto CES, captura, esterilización y suelta”, relata Irene y prosigue, ahondando en esa línea, Marga, “ayer sacamos cinco bebés lactantes, con cordón umbilical, si no los sacamos, se mueren. Cuando pedimos casa de acogida, la gente se vuelca. Una chica ha cogido otros cinco bebés lactantes a quienes, cada dos horas, da el biberón, está estudiando y lo hace en los huecos… Al final, hay mucha gente que está detrás de los animales callejeros y gracias a eso tienen una vida medio digna. Pero, Adrián, si realmente estás dentro de este mundo, te das cuenta de que hay igualmente personas muy malvadas. Nos hemos encontrado gatos envenenados o colonias enteras donde mueren en condiciones horrorosas. A base de donativos y ayuda de la gente hemos podido ir tirando. El año pasado reventaron a pedradas una camada de bebés… Dentro de que su vida es un infierno, que sea el menor infierno posible. Equilibrio y jamás llegar a eso”.

Mano tendida al Ayuntamiento

Por todo ello, las asociaciones están absolutamente dispuestas “a colaborar con el Ayuntamiento en lo que haga falta, además nos necesita. Estamos haciendo su labor. Si llega el momento en que verdaderamente colaboran con este problema, tendrán que echar manos de las asociaciones y de los particulares, que son un ejército. Ellos no tienen material para hacerlo ni la destreza. Está muy bien decir que la ley los protege si luego no haces nada y son los ayuntamientos quienes tienen que operar”.

Irene y Marga se vaciarán por estos animales, de la misma forma que toda la gente que sigue la causa. Un objetivo, el equilibrio, que requiere de sensibilización y conocimiento. Y por supuesto, la acción clave, esto es, la castración. Todo ello lo resume, como conclusión, Irene, “castrar evita muchos problemas. Una hembra puede quedarse preñada estando preñada, son máquinas de parir, tienen bebés de varios gatos, hemos tenido una hembra de 12 crías. Se convierten en plaga y cuando eso ocurre tienen en contra a todo el mundo… Al final, es una labor ciudadana y social en beneficio de la comunidad. Queremos que los vecinos sean conscientes y que sepan que no se pueden exterminar ni ética ni legalmente. Se trata de hacer lo que en otros municipios, ni más ni menos”. Por su parte, Marga finaliza añadiendo que “no se trata de quererlos o no, sencillamente están ahí y son totalmente caseros, están en la calle porque los abandonan también. Debemos llegar al equilibrio”.

Más información:

https://es-es.facebook.com/colectivoanimalistadeleganes/
https://m.facebook.com/AdoptaLeganes

Donaciones a la Asociación La Madrileña: Nº Cuenta 2038 1011 00 6000348729.

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