Los del bando de Carmelitas volvían por sus frailes y los de los Descalzos por los suyos. Había harta división en el pueblo y visto el desorden y el desconcierto diese noticia de ello en Consejo de la Gobernación del Arzobispado.
Julián Puerto Rodríguez
Juan de Seseña.- No parece curioso a vos, alcaldes, esto que pasa en el lugar de Getafe? Habrán caído sus mercedes en la cuenta de que en este pueblo no hay monasterios de frailes, ni monjas, ni beatas… Es tanto así que, de la villa de Madrid vienen ocho órdenes de frailes y vienen a pedir mosto en vendimia y pan en agosto. A cambio predican algunas veces y confiesan en cuaresma y en tiempos de jubileos.
Gabriel Martínez.- Sin embargo los frailes de la Cartuja, que son del Paular, tienen aquí una buena casa y otras cuatro casas que lindan con esta, que las tienen dadas en renta. Tienen heredades de tierras que valen ochocientas y cincuentas fanegas de pan en cada año y terna en dineros de censos de viñas y casas. No lejos hay un cercado con unos árboles de álamos y olivos como de cuarenta mil maravedís en cada año.
Juan de Morales.- Ya verás como llegamos a la desamortización eclesiástica… Si tienen esas heredades será porque gente buena del pueblo las han donado para servicio de su alma y, ahora qué quieres, qué las dejen abandonadas? Lo que tenemos que hacer es dejar en paz a la gente de Dios.
Gabriel Martínez.- Ya está el santurrón en su pila. Yo sólo he dicho que las tienen en propiedad sin que hagan monasterio y, dicho sea sin molestia, no parece que prediquen mucho por estas tierras.
Juan Benavente (dirigiéndose a Juan de Seseña).- Juan, por qué no cuentas aquella historia de frailes.
Juan de Seseña.- Sí, porque será bueno para todos tener en memoria de lo que en este pueblo pasó, el año pasado, acerca de los monasterios.
Juan de Morales.- Cuenta, cuenta…
Juan de Seseña.- Visto por algunas personas devotas la necesidad de un monasterio y de otra iglesia, dada la largura del pueblo y la mucha vecindad, acordaron comunicarlo a los frailes de Nuestra Señora del Carmen de la villa de Madrid, para que viniesen a vivir a este pueblo. Los frailes pusieron manos a la obra y buscaron sitio y casa. Pero otras personas, que tenían devoción por los Descalzos, ordenaron darles casas a estos y traerlos al pueblo.
Juan de Morales.- Menudo lío se montó.
Juan de Seseña.- Ya! Cada parcialidad procuraba traer a sus frailes.
Juan de Morales.- Y dónde no había leche, pusimos dos tazas…
Juan de Seseña.- En efecto. Se trajeron a los Descalzos que los puso la nuestra Justicia, con muchos vecinos del pueblo, en una ermita pequeñita que se dice Santi Espíritu, allegada a la ermita del señor San Sebastián. Esto fue, como os decía, por San Andrés del año pasado de 1574.
Juan de Morales.- Y los vecinos que querían a los del Carmen, se los trajeron para acá.
Juan de Seseña.- Así fue. Visto por la parte de los que querían a los frailes del Carmen, como los Descalzos estaban ya en el pueblo, van aquella noche a dar aviso a los carmelitas y a traerlos. Aquella misma mañana apareció el monasterio del Carmen con campana y sacramento.
Juan de Morales.- Así supimos hacer. Si los queríamos descalzos para que traerlos calzados.
Juan Benavente.- Y si el caso es de calzados para que venir descalzos.
Juan de Seseña.- Sea cómo sea lo que fuere, es que los unos y los otros decían misas y sermones en sus casas y la gente del pueblo andaba de una en otra como estaciones de Jueves Santo.
Juan Benavente.- Ellos y los viajeros que pasan por el lugar. Es este un pueblo pasajero del camino real de Madrid a Toledo y desde Burgos a Sevilla y no hay venta ninguna en su término ni dezmería a causa de ser las poblaciones cerca unas de otras.
Gabriel Martínez.- Mucho trajín para un pueblo largo de agua encharcada en cacerones y calles de barro.
Juan Benavente.- Pues toma nota Gabriel y vete empedrando.
Juan de Seseña.- Bueno! Lo que os iba diciendo. Los del bando de Carmelitas volvían por sus frailes y los de los Descalzos por los suyos. Había harta división en el pueblo y visto el desorden y el desconcierto diose noticia de ello en Consejo de la Gobernación del Arzobispado.
Juan de Morales.- Sí, lo recuerdo. El mismísimo Briviesca de Muñatones, Oidor del dicho Consejo, vino a poner paz y orden. Cuando llegó puso censura a los unos y a los otros para que se fuesen a sus casas y se proveyese de justicia. Tomó el Santísimo Sacramento en procesión general y, con la mayor veneración que se pudo, llévaselo a la iglesia parroquial de la Magdalena, habiendo estado cinco o seis días con sacramento los Carmelitas.
Juan de Seseña.- Como se deshicieron los monasterios, quedaron los devotos de los unos y los otros muy afligidos.
Gabriel Martínez.- Fue entonces cuando la justicia de este pueblo habló, al dicho Oidor, dándole a entender la gran falta que había de otro templo y cómo mucha gente no oían misa en tiempo de invierno por los muchos lodos que hay en el pueblo y por haber muchos viejos que no podían ir tan lejos como está la Iglesia Grande.
Juan de Morales.- Así el Oidor del Consejo vio, a vista de ojos vista, la larga distancia del pueblo y la gran necesidad mentada y dijo que informaría al Gobernador de ello y se proveería justicia.
Gabriel Martínez.- De hecho, se informó al Gobernador, proveyéndose al mismo Oidor dicho para que viniese a dar orden al pueblo y a apaciguar a los alterados y dio orden que se hiciese otra iglesia en parte cómoda y, entre tanto, que se dijese cada día dos misas en la ermita de San Sebastián.
Juan de Morales.- Enseguida se llevó para la ermita de San Sebastián al Santísimo Sacramento, con procesión, y dejó puesta campana, capellán, sacristán y ornamentos necesarios para celebrar el oficio divino.
Juan de Seseña.- Fue esto entre San Andrés y Navidad, del año pasado dicho de 1574 (recalcó dirigiéndose al escribano Juan de Madrid). Porque todo pasó en breves días y puesto el Santo Sacramento y clérigos en la dicha ermita de San Sebastián, quedó el pueblo sosegado y contento.
Este relato esta basado en el interrogatorio que sobre el pueblo de Getafe mandara hacer el rey don Felipe II corriendo los años de 1575-1576 y que es conocido popularmente como “Las Relaciones” de Felipe II.
Foto 1.- Ermita en el Cerro de los Ángeles, antiguo Cerro de Almodóvar o de Almodóbar. En esta atalaya los árabes construyeron un edificio vigía que, tras la conquista de Madrid en el siglo XI, sería ermita. Destruida a finales del siglo XIV, se levantó sobre ese mismo lugar la actual edificación.
Foto 2.- Peña (de la) Martín, Manuel. “Getafe. Por San Sebastián, queso y pan”. Folleto divulgativo del voto a San Sebastián. Getafe 1995.