Este miércoles, 8 de marzo, como tantos miles y miles de personas, estuvimos en la manifestación del Día Internacional de la Mujer, en plena Gran Vía madrileña. Una manifestación histórica y con mucha y justa reivindicación.
En verdad, este 8 de marzo de 2017, fue histórico desde su comienzo. Hay que destacar la solidaridad como gran arma para luchar contra un mal que tiene que ser erradicado ya y de raíz; el machismo, que ha de carecer de cabida alguna en nuestra sociedad. Solidaridad, sororidad.
Empezaba la jornada con esos paros mundiales en torno a las 12 del mediodía. Actos cargados de simbolismo que visibilizan una lucha que es de todas y todos y que claman contra el fin de cualquier forma de violencia machista y apuestan por la lógica y necesaria justicia social, que conlleva la igualdad real en cualquier plano y aspecto. Tuvieron una muy buena acogida.
Antes de la manifestación, quise detenerme en Sol. Allí, entre otras tantas personas, estaba Celia, una de las mujeres que han llevado a cabo la huelga de hambre, que terminó el martes por la noche. Me hablaba muy feliz porque habían conseguido sus 25 puntos. Aunque de salud han salido todas muy machacadas. La propia Celia sufrió un encharcamiento del pulmón derecho. Pero, no duda en decirme que ha merecido la pena esta decisión tan dura en la que han puesto su vida en juego. Sin embargo, ellas decidieron luchar y ganar. Han conseguido su objetivo y seguirán ayudando, como me comenta, a víctimas; “quién mejor para ayudar a víctimas que quien hemos vivido lo mismo”. Ejemplo, todas estas mujeres de Sol, de lucha y dignidad. Estos días les acompañaban los zapatos rojos que descansaban sobre el suelo del kilómetro cero de Madrid. El simbolismo de estos zapatos va por todas las mujeres y menores silenciados. Por las que siguen respirando en vida y no pueden salir y hablar por distintas cuestiones. Por las silenciadas en vida y, por supuesto, por las silenciadas de por vida.
La manifestación se desarrolló de la mejor de las maneras y el buen tiempo acompañó en la capital. Cese de todo tipo de violencias machistas, cese del maltrato laboral y salarial, igualdad plena y real y, por supuesto, justica social.
Es muy satisfactorio ver cómo en este 8 de marzo todo el mundo tiene que participar y participa. A lo largo de la manifestación se pudo ver a niñas, niños, jóvenes, mayores, mujeres y hombres. Todos colaborando y batallando por una causa que también tiene que ser atendida por nuestros políticos de una vez. Es intolerable una sola víctima de violencia machista, pero en estos apenas dos meses de 2017, el balance es totalmente dramático. Las cifras pueden variar, pero en lo que llevamos de año son 18 las mujeres asesinadas (porque, sin duda, no son muertes, sino asesinatos). Basta ya.
Por otro lado, esta tarde, otra manifestación. Se trata de la primera huelga general educativa a la que se enfrenta este nuevo Gobierno de Mariano Rajoy. Los primeros datos ya nos avisaban del éxito en la jornada matutina con centros y aulas vacías. Cese de los recortes, no a la LOMCE y, cómo no podía ser de otra manera, una Educación Pública y de calidad. Esta tarde, más.
Son varios los temas y luchas. Ahí hay que verse. Apoyando las causas de justicia. Seguir combatiendo en las calles…