A Rita Maestre, más papista que el papa de Roma y que el arzobispo de Madrid le ha condenado a pagar una multa de cuatro mil euros por herir el sentimiento religioso de no sabemos que cofradía antidiluviana hispánica.
♦ La joven concejala de Ahora Madrid, hace apenas unos años, con más razón que un santo o mejor dicho santa, se manifestaba con los pechos al aire pero sin quitarse el sujetador contra la existencia de una capilla católica en la Universidad Complutense de Madrid. ¿Y, si en lugar de una capilla, donde se celebra misa todas las mañanas, al rector se le hubiera ocurrido permitir que hubiera una mezquita? Podría ocurrir que el rector profesara con todo el derecho del mundo la fe musulmana. ¿Y si este buen hombre fuera judío o budista, incluso, testigo de Jehová, y, en lugar de una capilla, fuera una sinagoga, una pagoda o un salón de reino?¿Y por qué no se le facilita a la masa de estudiantes un espacio dentro del campus universitario para celebrar un botellón al menos una vez a la semana los sábados por la tarde? Tampoco estaría mal una sala para los consumidores de marihuana y otras hierbas sin tener que hacerlo a escondidas en la clandestinidad; al fin y al cabo, hay quien dijo que la religión es el opio del pueblo. No se sabe bien cuantos sentimientos de los bien pensantes se hubieran sentido heridos, sí, pero al mismo tiempo, cuantas alegrías, cuanta felicidad, para los amantes de cada una de estas aficiones, vicios o como se les quiera llamar. Entonces, ¿para qué sirve la universidad?
Estos cristianos, católicos, apostólicos y romanos de pacotilla, por el contrario, apenas se conmueven porque en un buen número de conventos de clausura tengan como secuestradas y a escondidas de por vida a jóvenes subsaharianas, hindúes, hispanoamericanas y todo porque cada año que pasa las jóvenes españolas de hoy ya no quieren ser monjas. Además, conviene no olvidar que el mayor escándalo, lo que más debería herir la sensibilidad religiosa de tanto meapilas ejerciendo de implacables fiscales y jueces cavernarios son los abusos sexuales a niños y adolescentes que han venido cometiendo con toda impunidad los curas y religiosos en nuestro país y en el mundo entero. La verdad es que no acabaría nunca de sacar ejemplos que deberían herir si es que tienen verdaderos sentimientos religiosos muchos de los tan buenos pensantes de misa y comunión. ¿Acaso no hiere su sensibilidad ver como los legionarios llevan en volandas la imagen del Cristo Crucificado en una de las procesiones de la ciudad de Málaga en Semana Santa?
Habría tantas y tantas razones para sentirse heridos más de uno en sus sentimientos religiosos si estos sentimientos fueran de verdad sentimientos humanos. La rapidez con que se elevó a los altares al fundador del Opus Dei y, sin embargo, lo que les cuesta reconocer el mismo honor a monseñor Romero que fue asesinado por defender a los pobres frente a los poderosos. Eso sí que es herir los sentimientos religiosos y todos los demás sentimientos humanos más elementales y de justicia que tanta falta nos hacen. Las Bienaventuranzas están equivocadas porque los pobres, no son ni han sido nunca bienaventurados, felices, sino más bien desgraciados. Don Miguel de Unamuno, no sin una buena carga de ironía, decía: «¡Bienaventurados los pobres porque de ellos será el reino de los cielos!”, para añadir: “¡Y malventurados los ricos, sobre todo si son mansos, esto es, astutos, porque ellos poseen la tierra”.