EL FRANCOTIRADOR NERVIOSO

Teletrabajo, visto para sentencia

Me pregunto por qué el teletrabajo no cuaja entre las empresas españolas, cada día las carreteras presentan monumentales atascos, los autobuses, trenes y metros están colapsados, lo que traduzco como una negativa de las empresas, las cuales prefieren no acogerse a esta modalidad laboral.

Las mismas empresas que alardean en sus campañas de facilitar la conciliación y de cuidar el medio ambiente con sus productos o servicios. Contradicciones a las que estamos más que acostumbrados, las empresas no miran por el trabajador y lo digo bien claro, eso sí hablo en general porque no todas, pero si la mayoría, al menos las grandes. A muchos “jefes” les gusta demasiado lucirse ante su “publico” y teletrabajando el “espectáculo” es menos gratificante. Nos quieren cerca y bien controlados, quieren una cultura de trabajo presencial, algunas empresas ni tan siquiera se plantean una posibilidad laboral mixta o con horarios intensivos con mayor autonomía para el empleado/a.

Está claro que es difícil adaptarse al cambio, pero si algunas empresas han funcionado muy bien con el teletrabajo durante toda la pandemia, ¿Por qué ahora regresan a la ofician a tiempo completo?

A pesar de los avances tecnológicos pocas empresas innovan realmente en la gestión de sus recursos humanos, hoy en día son pocas las compañías que consideran positivo el teletrabajo, al menos de puertas para dentro. No tengo datos pero es fácilmente palpable cuando hablas con amigos o ves el estado de las carreteras o del propio transporte público. No hacen falta datos, saben que muchos de sus empleados residen lejos de la oficina y puedan teletrabajar sin ningún problema pero no lo promocionan.

Tenemos tabletas, ordenadores, aplicaciones, internet, escritorios virtuales, videoconferencias, etc., lo tenemos todo para implantarlo progresivamente y en aquellas áreas donde se pueda, pero nada, las empresas solo ven dificultades e inconvenientes. Me sorprende la postura de muchos directores de RRHH, supongo que no pueden saltarse la línea marcada por los CEO de las organizaciones. En España la gestión de personas no es precisamente la más puntera, ni la mejor, creo que el temor a la pérdida del control del personal, el miedo a la falta de compromiso pueden ser los culpables de este cambio de rumbo, aquí gustan las jornadas largas y partidas.

Ya da igual la pandemia, dan igual los contagios, la contaminación o los problemas de los colapsos en los medios de transporte público que sufrimos en las grandes ciudades. Ya hemos pasado página, quizás demasiado pronto, en este país la productividad se vincula estrechamente al modo presencial, ni tan siquiera como herramienta de motivación que permita atraer talento joven sin tener que subir salarios, ya ni con esas, el teletrabajo se muere.

Mi opinión es que cada empresa es diferente, cada sector o cada actividad, pero creo que si el teletrabajo es efectivo se pierde menos tiempo en desplazamientos, ganas en conciliación, estas más contento, motivado y con menos estrés, por lo tanto, afianzas la fidelidad de los trabajadores, sin olvidar los ahorros de coste de alquileres de espacios entre otros. No cabe duda de que el COVID no ha sido el punto de inflexión para el cambio de modelo, la evolución queda pendiente, el modelo tradicional y presencial sigue vigente y le queda cuerda.

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