► Sus seis votos más los siete del Gobierno posibilitan continuar hacia adelante
► Leganemos, Ciudadanos y Pérez, abstenciones; PP y no adscritas, en contra
La noticia está servida y la información pura y dura es que por fin asoma un presupuesto en la legislatura 15-19, de la que ya queda menos de un año. Ha pasado la fase de aprobación inicial. Hasta el momento aún rigen los destinos unas cuentas ilegales del PP de Gómez Ruiz.
Pero, ¿qué supone esto? Básicamente, la afectación será inapreciable, por no decir nula, al sentir de los vecinos y vecinas. Conviene especificar que, encima, se está aprobado el de este mismo año. Es decir, su vigencia, pues, será más breve que el paso de algunos ministros por el Ejecutivo de Sánchez, a la sazón mismo partido que el que gobierna en Leganés. Durarán sobre los dos meses. Además, no se aprecian cambios sustanciales respecto a los anteriores y el Gobierno de izquierdas sostiene su apuesta por la privatización de los servicios más esenciales, si bien debemos destacar una cuestión muy importante, éstos, más allá de lo contenido, sí han pasado el filtro de la legalidad.
Llevamos durante estos más de tres años escuchando quejidos de diferentes grupos y sensibilidades políticas por la aritmética plenaria. Aquella que eligieron los ciudadanos y que ‘no han soportado’ los representantes para llegar a acuerdos. En esa línea, una ‘cantinela’ frecuente ha sido la proferida desde el Ejecutivo al partido independiente alegando que Unión Por Leganés bloqueaba la ciudad con su postura en las votaciones. Hoy, a pesar de la decisión de este grupo, desde las filas socialistas, han continuado insistiendo en esa rutina.
Bastante curiosa era la determinación, especialmente, que iban a tomar desde Leganemos y PP. Comenzando por estos últimos, los liderados por el citado en el sumario de Púnica, Recuenco, han venido a manifestar que estas cuentas son muy malas. Ahondando algo más en una mira medioplacista de los conservadores, se aprecia un trazado de querer separarse (ahora) de apoyar al Gobierno y emplear, de vez en cuando, algún que otro ‘pellizco de monja’. Por su parte, Leganemos, en el abanderado tono de su portavoz, Muñoz, ha esgrimido que “estaremos para vigilaros” y que ellas empujarán a los socialistas ”a solucionar los graves problemas de nuestra ciudadanía”. Lo decía el responsable de desactivar por completo un proyecto político en que confiaron 20.000 personas.
Posteriormente, venía el turno para Carlos Delgado. El líder de ULEG señalaba que “llevamos esperando esto nueve meses desde nuestro ofrecimiento en enero con la única exigencia de que fueran legales. Si esto sale adelante es por el voto de ULEG. Somos ese ‘elefante’ que lo vamos a permitir. Aquí las abstenciones no han facilitado nada. Si ULEG se abstiene o vota en contra, esto no sale. Y estas matemáticas existen desde enero de este año. No nos gustan, pero tienen los requisitos mínimos legales”, a la par que sentenciaba que “con este ofrecimiento hemos retratado a este Gobierno. No aprecio diferencia ideológica. En cualquier caso, ¿ahora van a decir que bloqueamos todo?”. Delgado daba por desactivada la coartada socialista.
Por su parte, el portavoz de Ciudadanos en Leganés, José Manuel Egea admitía que “no se puede tener a los vecinos sin un plan estratégico y financiero adecuado. Eso sólo ha generado discordia ejecutiva”. En noviembre, el desenlace final; la aprobación definitiva.
Márquez, cabizbajo
Posteriormente a la cuestión del Presupuesto, ha habido distintas comparecencias de ediles, como Martín de la Sierra o Ayllón y de directores generales tales como la de Hacienda, con Díaz Padilla, o de Patrimonio, con Massó. No obstante, la más destacada ha sido la de Javier Márquez, director ilegal (esto igual que las dos anteriores) de Sostenibilidad. Era su primera aparición pública desde que un juzgado absolviese a Delgado y Aranzana de sus percepciones (o quizás distorsiones) de la realidad.
En todo momento, se ha visto a un Márquez apático, con una voz aguda de base, pero más tímida de lo normal, leyendo prácticamente en su totalidad sus respuestas y sin levantar cabeza y mirada de su papel. Delgado era claro con él, “es un farsante, se inventa agresiones y ha quedado como un delincuente”. Estas afirmaciones ponían de uñas al concejal de Hacienda, Pedro Atienza, que, en plena cámara de la democracia, se ponía a gritar para defender a su compañero. El ‘número’ de Atienza, que duró unos segundos, tenía nivel de “de profe mira lo que está diciendo”. Luego, la escena costumbrista, cruce de cuitas entre Atienza y Delgado, que le exigía pedir disculpas por su apoyo sin remilgos a Márquez en aquel ‘duro’ marzo.
Márquez, en su mundo de percepciones, vino a decir que “la ciudad está muy limpia y viva”, palabras que han generado comentarios en las redes sociales por parte de los vecinos y vecinas, que no salían de su asombro ante el contraste que ofrece tamaña categorización y la expresión de la realidad.
Por último, Márquez, el ‘obrero’, no abandonó el salón de plenos sin un gesto mezquino. Se refirió a Aranzana como “el bedel este”, en referencia al que fuese el oficio del de ULEG. Aranzana, desde la elegancia, le dijo primero, en referencia a los sollozos de marzo de Márquez, que “quien tiene ahora tristeza por cómo destroza usted la ciudad soy yo”. Posteriormente, finalizaba expresando que “su desprecio para mí es un reconocimiento. Soy lo que soy y me dedico a lo que me dedico y cuando termine de este trabajo en el Ayuntamiento me volveré a ser bedel. Yo, Márquez, le deseo a usted lo mejor”.