Que las pensiones, ya suban o se estanquen -y ojalá suban-, van a seguir siendo un problema por muchas razones, es algo que nadie pone en duda. Pero que para resolver este grave problema haya que constituir un partido de jubilados, es algo trasnochado y absolutamente insolidario. ¿Habría que constituir un partido de estudiantes para resolver los problemas de la educación o un partido de divorciados para regular la atención de los hijos comunes? No se puede solucionar un problema, si es a costa de descuidar otros. Los jubilados tienen razón para manifestarse a favor de la subida de las pensiones, pero deben manifestarse al mismo tiempo a favor de la subida del salario de sus hijos y nietos, a favor de una sanidad y de una educación digna y universal y de otras muchas cosas. Tan urgente o más que las pensiones es un trabajo digno para sus hijos y nietos. Puede sonar muy democrático amenazar con la presión de 8 millones de jubilados, si no se suben las pensiones, pero en realidad puede tratarse de una postura egoísta e insolidaria, si no se tienen en cuenta otras necesidades también urgentes.
Se nos está diciendo que cada vez es menor el número de trabajadores en activo que corresponde a cada pensionista y que son necesarias reformas estructurales, y no parches. Una reforma estructural podría ser el poder prolongar libremente la edad de jubilación. Habría muchas personas que voluntariamente seguirían trabajando más allá de los 65 años y, por tanto, se reduciría el importe de las pensiones. Otra posibilidad sería que los jubilados que lo deseen puedan dedicarse a las actividades políticas en plan de voluntariado sin cobrar sueldos ni dietas. Cuantos más puestos políticos estuvieran cubiertos por jubilados, tanto menos puestos improductivo habría y tanto más dinero se podría dedicar a otros temas sociales y tanto menor sería la necesidad de subir los impuestos.
¿Quién ha resuelto el problema de muchas familias en paro más que los padres jubilados? ¿Quién está resolviendo el problema de los hijos sin trabajo o con sueldos de hambre? ¿Tiene acaso más experiencia un joven de 22 años que no ha hecho apenas nada en su vida que un jubilado de 65? Pues este voluntariado político es lo que está promoviendo la plataforma “Unión de políticos sin sueldo”, que no es un partido político.
¿Qué diferencia hay entre un partido de jubilados y la plataforma” Unión de políticos sin sueldo”? Un partido político nunca podrá ser transversal. No puede haber un partido político en el que quepan todos los jubilados, como se nos quiere hacer creer. Un partido político tendrá siempre la ideología de sus jefes y estará encuadrado como partido de izquierdas, de centro o de derechas. En el caso del partido de jubilados que se nos anuncia actualmente a bombo y platillo, sería al parecer la ideología de un partido ya conocido. Un partido político de jubilados estaría sometido a la disciplina, por no decir dictadura, propia de un partido, y a los intereses de partido, que estarían por encima de los intereses de los ciudadanos, y tendría las características propias de todo partido, que conocemos sobradamente y que constituyen una de las principales preocupaciones de los ciudadanos. Un partido de jubilados sería una nueva fuente de despilfarro económico, que en la situación actual de Europa, y especialmente de España, resulta realmente escandaloso. Un partido de jubilados caería nuevamente en manos de un partido tradicional y sería una sucursal de uno de los grandes partidos, defendiendo la subida de las pensiones únicamente en función de los intereses del partido.
Todos estos inconvenientes quedan excluidos en una plataforma que se apoya básicamente, pero no de forma exclusiva, en los jubilados y que tendría la gran ventaja de que no costaría un céntimo a las arcas públicas y que, por el contrario, podría ahorrar muchos millones a los sufridos y ninguneados ciudadanos, una plataforma en la que sus defensores no están sometidos a la disciplina del partido, una plataforma que promueve la igualdad de todos los españoles -con la consiguiente supresión de todo tipo de privilegios- y el respeto a la Ley. Se trata de una forma de hacer política más acorde con el ritmo del siglo XXI y que ni siquiera es nueva, pues ya hay muchos concejales de pueblos pequeños que ejercen la política de forma gratuita, una plataforma en la que lo único que mueve a sus defensores es la solidaridad y la preocupación por las futuras generaciones, una plataforma que quiere y va a actuar en política, bien en solitario o bien apoyando, pero no uniéndose, a cualquier partido que esté dispuesto a compaginar a políticos tradicionales con voluntarios políticos.