Desde principios de año anda revoloteando por la sede del PSOE de Getafe. En febrero, aún siendo psicólogo y no historiador, presentó el libro ‘Contra el Olvido: relatos de supervivencia durante el franquismo’, un tema —el de la memoria histórica— recurrente y casi enfermizo de los socialistas más ‘largocaballeristas’. Es Guillermo Fouce psicólogo, exportavoz socialista en el Ayuntamienbto de Torrejón de Ardoz —cargo que abandonó en marzo [vamos que le echaron]— y amigo de Cristina González, la mano derecha de Sara Hernández en el Ayuntamiento de Getafe. No tiene ni cochina idea de Cultura; no, pero ¿es importante eso en un pueblo como Getafe? ¿A quién le importa la Cultura, teniendo festivales de polvos de colores y la ruta de la tapa?
El ‘Caso Fouce’, de simple nepotismo de cortijo o puertas giratorias —hoy por tí, mañana por mí—, ha saltado a la luz tras la publicación en el BOCM [el dia 9 de agosto], en plena canícula veraniega, de su designación como cargo de confianza en la concejalía de Cultura. Sara Hernández nombraba al amigo de su amiga Director de Cultura con un sueldo de 46.447 euros en sustitución del irrelevante Kiko Tovar, cargo de la confianza designado por la responsable del área, la ‘sanchista’ Raquel Alcázar, ahora enfrentada con la traidora Sara Hernández y con la ‘alcaldesa en la sombra’, Cristina González.
En las tertulias y contubernios políticos de la villa se sospecha que de la relación entre Fouce y González va más allá de la mera componenda política. Y que, todo lo da a entender, se trata de un caso de nepotismo. Menuda pareja. El psicólogo y la reina del hades (aparcamientos). Casi suena a mito griego. Fouce abandonó Torrejón, según él, por las amenazas que recibió tras denunciar —no se rían por favor— que un compañero de partido había contratado a su mujer en un colegio público de la localidad. Parece que el nepotismo se contagia más que la gripe.
Lo cierto es que el nuevo Director de Cultura no tiene ninguna experiencia en el área, ni curriculum que le avale para el cargo. Malos tiempos para la cultura en Getafe. No hay esperanza. Cristina González conoció a Guillermo Fouce tras dimitir como edil de Getafe en el año 2014 por el [inexplicablemente archivado] Caso Aparcamientos. Sin un duro y sin perspectivas, se apuntó a la ‘Academia de la Felicidad’, un proyecto de la Fundación ‘Psicólogos sin fronteras’; y allí, visto lo visto, la encontró. Guillermo Fouce era el presidente. Ella se marcó un máster de ‘coaching’ político y, además, prestó servicios a la empresa. Dame y te daré.