► La aplicación de esta técnica redunda en ambos casos en resultados médicos mejores y más precisos, una recuperación más rápida y cómoda tras la intervención y una optimización de la experiencia y satisfacción del paciente
El Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, integrado en la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, ha ampliado recientemente su cartera de servicios al incorporar la braquiterapia perioperatoria para el tratamiento de los queloides y la braquiterapia endobronquial, lo que redunda en resultados médicos mejores y más precisos, una recuperación más rápida y cómoda tras la intervención y una optimización de la experiencia y satisfacción de los pacientes.
Los queloides se definen como una proliferación excesiva de fibroblastos en respuesta a una lesión cutánea producida por un traumatismo, una incisión quirúrgica o una quemadura, entre otros posibles motivos. “Esta proliferación está mediada por macrofagos, citocinas y factores de crecimiento, y su aparición está relacionada con una predisposición genética”, explica la Dra. Pilar Mª Samper Ots, jefa del Servicio de Oncología Radioterápica del hospital.
Los tratamientos actualmente disponibles para el abordaje de los queloides incluyen la cirugía, la terapia de presión, la aplicación de corticoides intra lesión, el láser, el interferón o la crioterapia, pero “todos presentan una tasa de recidiva [recaída] de entre el 40 y el 100 por cien” de los casos, apunta la especialista. La terapia que produce una mayor efectividad es la radioterapia después de la cirugía, con tasas de recidiva inferiores al 30 por ciento, y la aplicación de esta técnica puede ser externa o mediante braquiterapia.
A este respecto, la Dra. Samper señala que la asociación de cirugía y braquiterapia de alta tasa de dosis (HDR) -que el Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario Rey Juan Carlos realiza en colaboración con el departamento de Cirugía Plástica, con participación específica de los doctores Carmen Cárcamo Hermoso y Miguel Fernández Calderón, jefa del servicio y especialista del mismo, respectivamente-, “produce un control local alto con morbilidad mínima”.
En concreto, durante la intervención, y tras la extirpación completa de la lesión y la cauterización vascular del lecho quirúrgico, se coloca un tubo plástico en la dermis y se procede al cierre con sutura intradérmica. Posteriormente se realiza un TAC de simulación para realizar la planificación.
Según explica la especialista, “para realizar el tratamiento de braquiterapia de queloides se conecta el tubo plástico al microselectron y la fuente radioactiva pasa al interior del tubo plástico para irradiar la zona”. Así, se administran tres sesiones: la primera inmediatamente después de la cirugía y las otras dos al día siguiente, dejando un intervalo de seis horas entre ambas. “Finalizado el tratamiento, que es ambulatorio, se retira el tubo plástico”, concluye la doctora.
Braquiterapia endobronquial
En cuanto a la braquiterapia endobronquial, en cuya aplicación colabora en este caso el Servicio de Neumología del hospital, especialmente los doctores Mercedes García-Salmones y Alejandro Martín de San Pablo, jefa del Servicio y especialista del mismo, se trata de un procedimiento utilizado para tratar lesiones tumorales endobronquiales. Consiste en la introducción de un catéter a través del broncoscopio sobrepasando la lesión tumoral, después de lo cual se realiza igualmente un TAC de simulación, se delimita en las imágenes la zona a tratar y se realiza la planificación del tratamiento.
También en este caso, relata la jefa del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, se conecta posteriormente el catéter al microselectron y se aplica la fuente radioactiva por dentro del catéter para irradiar la zona tumoral. Esta técnica se realiza en el centro hospitalario desde mediados del pasado marzo, mientras que la braquiterapia en queloides empezó a aplicarse un mes antes.