► El Museo Arqueológico Regional reúne los restos de los 94 cadáveres hallados en 2017 en la calle Atocha
► Una carga de caballería acaecida entre 1625 y 1808, podría estar detrás de la muerte violenta de estas personas
► De los Santos destaca “la importancia de conservar el patrimonio y dar a conocer nuestra historia”
El Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid reúne desde diciembre los restos de los 94 cadáveres hallados en noviembre de 2017 en el edificio de la Sociedad Cervantina, ubicado en la calle Atocha, en Madrid. Los cuerpos fueron hallados durante la actuación arqueológica de emergencia llevada a cabo durante las obras de rehabilitación y construcción de un teatro por dicha sociedad.
Tras el hallazgo, la Comunidad de Madrid ordenó la exhumación de los restos y la elaboración de un análisis antropológico por la Unidad de Antropología Física de la Universidad Autónoma de Madrid.
A continuación, los restos fueron trasladados al Museo Arqueológico Regional para su estudio y catalogación, tal y como ordena la Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad. El consejero de Cultura, Turismo y Deportes, Jaime de los Santos, ha destacado “la importancia de conservar el patrimonio y dar a conocer nuestra historia”. En el desempeño de esa “labor crucial”, De los Santos ha valorado el trabajo de la Dirección General de Patrimonio Cultural, que dirige Paloma Sobrini, y de los responsables del Museo Arqueológico Regional, con Enrique Baquedano a la cabeza.
Muerte violenta
Los restos podrían proceder del Hospital de los Desamparados, fundado en 1592, institución que a inicios del siglo XVII adquirió los suelos colindantes en los que se construyó la iglesia y la sacristía del hospital. Hasta el siglo XIX los suelos de las iglesias se solían dedicar a la inhumación de personas, una costumbre que en este caso, se inició en 1624. Se estima que los restos hallados podrían datarse entre esa fecha y 1808.
Respecto a la causa de la muerte, hay que destacar que se describen lesiones craneales tanto en la zona frontal como parietal, lesiones que podrían haberse producido en enfrentamientos violentos. Según los expertos, las lesiones habrían sido producidas por armas blancas, tipo machete, espadas, sables y hachas. El resto habrían sido realizadas por objetos romos, tipo bastón o porra. También se halló una persona con una herida de metralla.
Una parte importante de los daños y heridas dejaron huella en los huesos estudiados y fueron efectuados desde altura, en su mayoría en la cabeza, presentando cortes de gran contundencia. Según los técnicos, estas evidencias hablarían de la posibilidad de que las muertes hubieran sido violentas y producidas por cargas de caballería.
Falta de higiene
En el estudio antropológico se han detectado algunas enfermedades, no tan graves como los sables y las porras, aunque evocadoras del nivel de vida de los madrileños en aquella época. Según las conclusiones de los técnicos, la higiene y cuidado oral y dental del grupo humano encontrado era muy deficiente, acorde con lo esperado para una población de esa época. Los restos de las mandíbulas y maxilares presentan patologías infecciosas, desgastes muy importantes, pérdidas de piezas y gran cantidad de sarro.
Asimismo, la mayoría de los individuos adultos enterrados en este osario presentan artrosis en las articulaciones, patología relacionada con la edad y con la actividad física, que debió ser exigente desde edad temprana.
Además, entre los adultos se detecta al menos 5 casos de sífilis, lo que nos permite describir un momento histórico de auge de Madrid, sede de la Corte y centro político, social, económico y cultural del país, en el que la prostitución y sus consecuencias estarían en crecimiento.
Hechos históricos
El osario de la calle de Atocha corresponde con el desaparecido Hospital de los Desamparados, fundado en 1592 y que se levantaba junto a una iglesia. Allí se iba dando sepultura a los fallecidos, hasta que se procedía a la limpieza de huesos—hay registradas dos, en 1624 y 1772— para dejar sitio a nuevos cadáveres.
Al realizar las perforaciones para la reonovación del Teatro de la Sociedad Cervantina, los técnicos hallaron un total de 2.219 restos óseos humanos, entre los que se identificaron 94 individuos, de los cuales 73 correspondían a adultos, 18 menores y tres a nonatos, cuerpos de bebés que en el momento del deceso todavía no habían nacido.
Los restos delatan que la muerte de los individuos no se produjo por la pelea de dos ejércitos, sino por una lucha desigual entre civiles y soldados. Los cortes en la parte superior del cráneo indican que fueron el resultado de una o varias cargas de la caballería contra personas a pie. Durante el tiempo en que el cementerio estuvo abierto, en Madrid se registraron diversas revueltas populares: el motín contra la Guardia Chamberga (1670), el de los Gatos (1699), el de la Corte (1764), el de Esquilache (1766) y el del 2 de mayo (1808).
Aunque no está absolutamente definida la fecha ni el hecho histórico que provocó el luctuoso suceso, los expertos se inclinan a pensar que se trata del Motín de Esquilache, acontecido en marzo de 1766, una revuelta popular contra el ministro de Carlos III debido a sus reformas y, sobre todo, a las subidas de impuestos y del precio de los alimentos. En este levantamiento, que incluyó la toma de la casa de las siete chimeneas, residencia del Marqués de Esquilache, se produjo una carga del regimiento de infantería de las Reales Guardias Valonas —que aún no habían ocupado los cuarteles de Leganés—, afectando a hombres, pero también a mujeres y niños, que abrían la marcha.
También se ha valorado como razón de la matanza, aunque los expertos lo ven menos probable, el ‘Motín de Aranjuez’de 1808, conflicto que enfrentó al mismo regimiento de las Guardias Valonas y la de Corps con la Guardia de Honor de Godoy, con el resultado final del asalto a su palacio. Las revueltas llegaron a la capital, con el allanamiento y toma de casas de Madrid. Desde marzo hasta el 2 de mayo, con las tropas francesas en las calles, se sucedieron las refriegas callejeras, aunque según los registros, ni el hospital ni la iglesia de los Desamparados recibieron muertos del 2 de Mayo ni de los fusilamientos posteriores.
En 1764 se produjo el Motín de Corte, que incluyó cargas de caballería, en las inmediaciones del Palacio del Buen Retiro; en abril de 1699 el Motín de los Gatos o de Oropesa, provocado por el aumento del precio del pan, que se concentró en la madrileña plaza de Santo Domingo.
Por último, en el verano de 1670 tuvo lugar un motín contra la Guardia Chamberga, el cuerpo de guardia del rey, que se saldó con varias cargas de soldados y reyertas con armas blancas desde la Plaza Mayor y por todo el centro de la ciudad.
Ampliación del Museo Arqueológico
El consejero ha aprovechado su visita al Museo Arqueológico Regional para conocer de primera mano el estado de las obras de ampliación de la institución.
La obra está cumpliendo los plazos de ejecución, por lo que el nuevo edificio es ya una realidad. Levantada la estructura y su fachada, los trabajos se centran ahora en el interior y en la comunicación con el convento de la Madre de Dios, sede histórica del Museo.
Tras la ampliación, el museo contará con mayores espacios destinados a talleres de restauración y fotografía, la biblioteca y los almacenes. Además, aumentará el espacio expositivo, con una nueva sala de paleontología, y ofrecerá nuevos espacios destinados a actividades culturales y educativas, así como aspectos relacionados con la gestión y el movimiento de piezas, como un muelle de carga y montacargas de mayores dimensiones.
Todas estas incorporaciones se distribuirán en tres plantas y dos sótanos que se abrirán a un nuevo acceso al edificio por la calle Cid de Campeador de Alcalá. El proyecto, con 3.300 metros cuadrados de nueva superficie, cuenta con un presupuesto superior a los 3 millones de euros y el plazo de realización se ha previsto en 24 meses.