La historia de Mónica que hemos publicado en este medio es sobrecogedora. Ella y su hijo Ángel, de ochos años y enfermo, pueden verse en un mes en la calle. Ambos son vecinos de Leganés. Su situación es lamentable y el trato que le han dado por parte del ayuntamiento, incalificable. Ya puede uno darle vueltas para encontrar un adjetivo que no hay. Ella misma así lo hace saber, “me siento totalmente desamparada por todos los servicios sociales del Ayuntamiento de Leganés y por su alcalde, Santiago Llorente”.
Tras avisar de su situación con antelación para poder buscar una salida digna, Mónica, por fin, tiene una reunión en la Casa Consistorial. Ella está sola. Por parte del ayuntamiento, tres: la concejala de Educación, Virginia Jiménez, la directora de Servicios Sociales y uno más. Ese uno más es Alfonso Lechón Piedehierro, jefe de Sección de Educación, Infancia, Servicios Sociales, Discapacidad, Inmigración y Voluntariado. Su actitud fue insultante para Mónica y fuera de lugar y, por supuesto, intolerable de quien está para atender y servir al ciudadano. Nosotros recogimos todo lo que Mónica nos contó a colación de esto.
Lo primero que hacen es asegurarse de que Mónica no estuviese grabando el encuentro. Obviamente es una actitud que molesta a la protagonista de esta historia. Y es que si el trato del ayuntamiento fuese el correcto no se preocuparían en ocultarlo. Aquí no lo fue, y en este medio lo destapamos. Claro, tenemos a un alcalde, Santiago Llorente, que gusta mucho del oscurantismo. No desvela a quién invita a comer con dinero público, si bien, este medio trajo a la luz que hasta afiliados de su partido participaron de esos banquetes.
Lechón Piedehierro estaba obsesionado con que Mónica no acudiese a contar su historia a los medios de comunicación, según declara ella misma. Y, no se lo pierdan, Lechón, para más inri, le sentencia que los medios de comunicación sólo queremos carnaza. No nos equivoquemos; no es un comportamiento desafortunado, sino lamentable. Tratar de ocultar dramas y no darles solución es propio de los que rigen hoy los destinos de Leganés. Sin embargo, Mónica, en actitud de valentía no duda en explicar el trato que recibió y este medio en darle la justa y merecida voz.
Sin ir más lejos, señor Lechón, mientras ustedes NO le ofrecieron ninguna salida, la publicación de este reportaje ha generado multitud de reacciones. Por ejemplo, más allá del colosal número de lectores que está teniendo y que, consecuentemente, se están informando de vuestro hacer, hay comentarios de vecinas que dan directamente su número de teléfono para ayudar a Mónica y le ofrecen alimentos que pueden servir para la coyuntura de su hijo. Fíjese si hace que estas historias salgan a la luz pública. ¿Carnaza? Hombre, carnaza es la que se mete el alcalde y su tropa entre pecho y espalda con dinero público, cosa que destapó también este medio. En septiembre, Santiago Llorente rechazó a la Visa y cesó en tan nauseabunda práctica. Fíjese, de nuevo, si hace publicarlo en los medios.
El contraste sigue siendo terrible y como apunta textualmente la propia Mónica, “vomitivo”. Nos referimos al contraste entre su situación y la verdadera carnaza, la de los cachopos. Ella misma estaba informada de semejante hábito de Llorente con la Visa de todos. Es un alivio que Leganés sepa de esto y no lo olvide.
Miles y miles de euros para nutrir a gente que el alcalde no desvela y ella se ve en la calle. Fenómeno. Cachopadas, mariscadas, alcohol y demás viandas que abultan cuantías fuera de la realidad social. Y tan fuera. Hay que tener mucha cara para con el dinero de todos invitar, por poner un ejemplo, a un constructor de Getafe, Felipe González Gervaso, en su propia casa. El mismo que luego da alfombra roja a las soflamas del poder en la luz y del poder en la sombra. El mismo por el que todos los leganenses hemos pagado un millón de euros en sentencia como consecuencia del capricho del PP, en la anterior legislatura, de darle el mantenimiento de Vía Pública a este señor y cargarse a la empresa que lo llevaba.
Mientras, Mónica y su hijo y tantas familias sufren. Por otros lugares, lo llaman trama, ¿se va entendiendo cómo hacen funcionar a Leganés?
¿Qué, Lechón, lo publicamos o no? ¿Cuál es la carnaza y cuál es el derecho a algo tan digno como un techo?
Cabrea mucho que mientras algunos han tenido que aumentar visiblemente (todavía más) la talla de sus trajes, tengamos que lamentar angustias como las de esta madre. ¿Cómo vamos a evitar estos dramas con el alcalde que tenemos? En el último pleno, refiriéndose a la composición del orden del día sentenciaba, cual sátrapa, “porque lo decido yo”.
Hasta la concejala Rocío Cruz (Ganar Leganés) le tuvo que decir “tiene usted el mismo talante que Jesús Gómez, antidemocrático”. A cualquier persona decente le irritaría que le comparasen con Gómez, al que han calificado en los últimos días como “matón”, “macarra” y que “le gusta provocar”. Llorente ni se inmutó. ¿Qué vamos a esperar del PSOE de Leganés que mediante su portavoz, Pedro Atienza, se pone a hablar de Franco en los plenos? De Bejarano ya ni me molesto… Me da la misma pereza que a él moverse de su zona de confort política.
Los hay con pie de hierro y con cara muy dura. Carnaza, ¿eh? Orgullosos de las reacciones del reportaje y de que la gente nos contacte para ponerse al habla con Mónica. El buen periodismo, Lechón, navega más allá de la publicidad institucional y siempre está vigilante. Vigilante, precisamente, para sacar a la opinión pública lo que el poder no quiere que se sepa, todo lo demás es publicidad.
Los lechones sí tienen carnaza, los cachopos sí tienen carnaza. Ojalá no haya más historias como las de Mónica, pero mientras las haya las contaremos. Qué esto no se repita más y se atienda a la gente como es debido. Nuestros impuestos (consecuencia de nuestro sudor en el trabajo) no son para cachopadas (carnaza) de la panda, son para ayudar a quienes más lo precisan.
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