► Mónica y su hijo enfermo pueden quedarse en la calle el 15 de junio
► Pedro Atienza dio la espalda a Mónica cuando quería hablar con él
La jornada de este martes fue mortal de necesidad para la democracia leganense. El alcalde Santiago Llorente ordenó cerrar las puertas de la casa de todos los ciudadanos, el Ayuntamiento de Leganés, de manera literal a los agentes de la policía, que obedecían órdenes directas.
No es la primera, ni la segunda, ni la tercera vez que Santiago Llorente muestra su cariz antidemocrático. En lo que va de legislatura el regidor socialista ya ha decretado, en más de una ocasión, el cierre de puertas del ayuntamiento a vecinos, periodistas y trabajadores o plenos a puerta cerrada. Ayer martes, Mónica Carrasco iba a entregar, nada más y nada menos, que 90.000 firmas que exigen una solución a su situación. Este medio ha contado de manera escrupulosa la tesitura de esta vecina. Mónica es madre soltera y vela por el futuro de su hijo Ángel, quien convive con una parálisis cerebral, displejía, trastorno del espectro autista, hiperactividad…
Si las cosas no cambian, ambos se quedarán en la calle en menos de un mes, el 15 de junio. El alcalde o algún otro miembro del Gobierno no sólo no se han reunido con ella, sino que la esquivan. Y cuando hubo una especie de reunión, la escena no puedo ser de peor gusto, tal como aquí explicamos.
Así las cosas, el reportaje publicado en este medio sobre la historia de Mónica y su hijo Ángel se expandió con total rapidez. Además, la mayor plataforma de peticiones del mundo, change.org, ha sido vital para este caso. Lo dicho, 90.000 firmas que Mónica entregaba ayer. Con ella, miembros de la plataforma para asesorarla en todo momento, conocidos y afectados por causas similares de Leganés. Todo apoyo es poco. Y por supuesto el mediático. Más allá de que algunos tengan todo el día la palabra periodismo entre sus labios, lo cierto es que sólo www.nuevocronica.es puede contar lo que allí sucedió de forma completa.
Ya avisaba algún miembro de la PAH de más presencia policial, tanto en personal como en vehículos, a las puertas de la casa de todos. Efectivamente, estaban preparados. Y mientras unos calculan, otros, los buenos, actúan con naturalidad. Por ahí, nos disponíamos a entrar con Mónica. Intento fallido. Rápidamente salió un policía para decir que sólo pasaría ella y nadie más. Había que intentarlo. Este periodista, ante el asombro de la prohibición del paso a un lugar tan público como el consistorio, preguntó al policía. Es tarea compleja razonar con cualquiera que haga las veces de brazo ejecutor. Es lamentable que un policía no se dé cuenta de que el derecho a la información es un derecho constitucional y que una personalidad como él no puede, siquiera, planteárselo. Nada. Imposible. Portazo. Había órdenes de no pasar.
Cabreo de los acompañantes que se quejaban amargamente y en vano. Mónica tenía que entrar sola. Las puertas para los demás se habían sellado. Espaldarazo total a las más fundamentales de las libertades.
Aun así, siempre hay que esforzarse por encontrar respuestas. Es cierto que los brazos ejecutores no tienden a razonar, en primera instancia, pero no por ello, después, pueden de dejar de reconocer ciertas cosas. A este periódico le consta, y por distintas fuentes, que la responsable de este decretazo antidemocrático fue Teresa Amor y, por supuesto, como último y total responsable el alcalde, Santiago Llorente. Efectivamente, los autores reales son los que están en los despachos y no dan la cara.
En estas, Mónica tuvo que cruzarse con la directora enchufada y cuyo nombramiento ha sido visto como irregular por la Justicia, Laura Oliva. Es una prueba grosera que pone la vida, que, a veces, puede ser muy frívola. Y digo esto porque esta señora, la del por cuánto, siendo toda su vida política y con emolumentos más que respetables adquirió un piso de Emsule en su época de concejala, tal como desvelamos aquí en exclusiva en su momento.
Y también vivimos un momento muy lamentable. Tuvo que ver con Pedro Atienza, concejal de Hacienda. Atienza salía del consistorio, él sí podía entrar y marchar, y Mónica se dirigía hacia él para ver si éste podía atenderla durante unos minutos. La reacción de todo un concejal de Hacienda no puedo ser peor. Una fiel ilustración de lo que es este gobierno con los vecinos y vecinas que pasan necesidades y sufren. Salió corriendo y marginó absolutamente a esta ciudadana. Le dio la espalda de manera literal como se puede ver en el vídeo. Una acción, insistimos, que retracta al Ejecutivo de Llorente y, de igual manera, a Pedro Atienza. Sí, Atienza, el mismo que me decía esto en una entrevista el pasado mes de julio, “en los despachos nos puede el agobio. Incluso con vecinos. Les digo de dar una vuelta y hablamos”. Silencio.
Se puede calificar sin emplazamiento a equívocos como una crónica negra de lo que aconteció.
Unos hechos de suma gravedad donde las libertades se vieron cortadas de base. Unos hechos que merecen profunda reflexión y seguramente rebeldía. Unos hechos que originan preguntas, ¿qué es peor, el portazo o que duerman tan tranquilos los ordenantes, que, a su vez, son pagados por todos?
Eso sí, en todo momento y desde el balcón del ayuntamiento y despacho de Llorente oteaba sobre nuestras cabezas una colosal pancarta diciendo que el CD Leganés es de Primera. Correcto. Perfecto. ¿Y la vida de sus vecinos? ¿No hay una solución habitacional para Mónica y un menor enfermo (habiendo vivienda pública cerrada), pero sí para invitar a comidas a afiliados socialistas con dinero público?