La moda sostenible es una nueva vertiente dentro de la industria textil, orientada a un público que además del diseño valora temas medio ambientales a la hora de confeccionar las prendas de vestir. Conocida como moda ética esta corriente trabaja en la búsqueda de tejidos más naturales y libres de productos tóxicos, prendas que no maltraten animales, prendas recicladas, además de tratar de fomentar un comercio justo, orientado de lleno en el beneficio social general como piedra angular. Algunas grandes marcas también han incorporado a su catálogo este tipo de oferta textil, por ejemplo recientemente el Real Madrid. Su tercera equipación para este año será realizada con técnicas ECO a partir de plásticos reciclados. Sin duda un guiño, pero también una estrategia de Marketing experimental que esperemos tenga una buena acogida ya que esta tendencia ayudaría a sumar efectivos en la lucha contra el cambio climático y la contaminación ambiental. Todo ayuda pero son muchos los cambios que deben darse y la “cosa” va muy lenta, este tipo de ejemplos son muy positivos a nivel de comunicación. Hace que mucha más gente se interese por este tema y si el diseño se vende bien servirá para que muchos deportes introduzcan prendas ECO en sus equitaciones oficiales. Pero la industria de la moda es un sector muy grande y competitivo, aunque poco a poco las iniciativas van llegando, las grandes marcas llevan a cabo políticas agresivas con la sostenibilidad, o el empleo, siempre tratando de generar más ingresos.
Si logramos crear sinergias entre todos y las grandes marcas apuestan seriamente por transformar la industria textil, podremos orientarla hacia este tipo de movimiento social, de esta forma el medio ambiente en general será el más beneficiado. Es un tema cultural, un cambio de mentalidad.
Pero, ¿qué es la moda sostenible?; este concepto es la suma de temas sociales, medioambientales y económicos. No es tan sencillo, lo que se pretende es cambiar la industria de la moda, generando un comercio justo, logrando empleos de calidad, aportando valor a cada paso del proceso productivo. El planeta no puede seguir a este ritmo de producción y consumo. Especialmente dañinas son las empresas multinacionales que producen fuera de los países donde comercializan, especialmente en Asia, sin duda se debería garantizar condiciones de trabajo dignas, comercio justo, pero por desgracia esto es algo muy lejano de la realidad ya que busca abaratar costes para obtener mayores márgenes económicos. La dichosa rentabilidad y los beneficios son los principales rivales en todo este tipo de cuestiones.
Más que una tendencia este movimiento se está convirtiendo en estilo de vida. La moda es una representación social más, el sector deportivo por ejemplo, es uno de los más innovadores, siempre buscan materiales nuevos, más resistentes, más confortables y sobre todo más ecológicos que el contaminante poliéster.
Es cierto que los consumidores están cada vez más mentalizados, más informados y comprometidos, entienden el impacto de utilizar bolsas de plástico, de no reciclar su papel o sus envases… todo ello es aprovechado para además generar y cambiar la actual configuración de la industria textil. Son vertientes que derivadas. Otro concepto preocupante es la alta cantidad de producción de ropa, este punto no es para nada compatible con la sostenibilidad. Cada año se producen miles de millones de prendas, se estima que la industria textil es la responsable del 10% de las emisiones de CO2 globales del planeta, con el peligro que conlleva la subida de compras procedentes de los países emergentes. Debemos entender que si no hay limitaciones de producción, por mucho que estas marcas usen tejidos y materias sostenibles, nunca podrán considerarse como tal.
